BIENVENIDOS
Juan
13:15-17. Porque ejemplo os he dado, para que
como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El
siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si
sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
Porque del señor es la obra, él es el
que llama, forma, equipa, afirma y da el crecimiento; lo que él pide es
dependencia, obediencia, esfuerzo y valentía de cada uno de sus hijos quienes
hemos aceptado el señorío del rey de reyes Jesucristo. Sin Dios nada podemos
hacer, pero en él y con él todo lo podemos.
Filipenses
4:13. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.
Deuteronomio
31:8. Y Jehová va delante de ti; él estará
contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.
Zacarías
2:4-5. Y le dijo: Corre, habla a este joven,
diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres
y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en
derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
Génesis
49:22-26. Rama fructífera es José, rama
fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro le
causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; Mas su arco
se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos
del Fuerte de Jacob (Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel),por el Dios
de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá
con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está
abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre
fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los
collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue
apartado de entre sus hermanos.
Nuestro
deseo es bendecirte y ser bendición; además encontrarás varios sitios que te
recomendamos donde hallarás diferentes ministerios cristianos, dos institutos
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Hechos
5:29. Respondiendo Pedro y los apóstoles,
dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Efesios
4:11-13. Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo.
Nos disponemos en las manos de Dios como
instrumentos de barro para ser llenos de su Espíritu, ser transformados,
guiados, usados por Él y así cumplir con la gran comisión en nuestras vidas con
una tarea: "Predicar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo ganando
almas donde se encuentren, con la guía, la unción y ayuda del Espíritu Santo,
restaurándolas, discipulándolas, formándolas y enviándolas a la mies del
Señor".
Misión. La gran comisión.
(Mateo
28:18-20; Marcos 16.15–18; Lucas 24.36–49; Juan 20.19–23)
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada
en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Y les dijo: Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas
señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Mateo
5:14-16. LA LUZ DEL MUNDO. Vosotros sois la
luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos.
Isaías
56:1-2; 7-8. Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana
está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado
el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza. Yo los llevaré a mi
santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus
sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de
oración para todos los pueblos. Dice Jehová el Señor, el que
reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.
Mateo 18:19-20. Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos.
Sin duda. Estamos a la puerta de uno de
los derramamientos más poderosos del Espíritu
Santo. América no será la misma, ni el resto del mundo. El Espíritu Santo
avanza como un poderoso viento recio. Y creo que arrasa con cualquier obstáculo
que el enemigo le presente. El Espíritu va levantando a la iglesia en todo el
mundo derramando sobre ella espíritu de oración e intercesión. Los prodigios y
señales están a la orden del día. Los días profetizados por el profeta Joel
son una realidad (Joel 2:28-32). Y eso significa que estamos
viviendo tiempos especiales, donde la iglesia como nunca levanta su voz
intercesora clamando por los perdidos. Por ello LOS GRANDES
PROTAGONISTAS DE ESTE TIEMPO SERAN LOS INTERCESORES.
Desde todos los puntos del globo terráqueo,
el Espíritu Santo está levantando ejércitos de intercesores. Hombres y
mujeres combativos. Guerreros de oración. Como nunca antes LA VISION ES AMPLIA Y SU ALCANCE SIN
LIMITES. El ruego intercesor
apunta más allá de nuestras cuatro paredes. Va más allá de las fronteras de
nuestro propio país. El ruego es desafiante, es audaz y es valiente. Es un
clamor MISIONERO por las almas perdidas. La indiferencia se ha marchado. Hay
lágrimas y quebrantamiento, hay “dolores
de parto”, (Gálatas 4:19).
La visión es ganar las naciones para
Cristo. ¿Locura? De ninguna manera. Está de acuerdo con la promesa del Salmo
2:8: “Pídeme (dice Dios…) y te daré por herencia
las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra.” Cuando hay un corazón dispuesto, entonces
no hay límites para la visión. Comenzamos en nuestra propia casa y desde allí
nos extendemos a las naciones. Como nos mandó Nuestro Señor Jesucristo, “hasta lo último de la
tierra.” (Hechos 1:8b).
Para los intercesores es difícil analizar
lo que hacen, tal vez porque están COMPROMETIDOS A DEJARSE
ELLOS MISMOS A UN LADO y poner la mirada en la
voluntad del Señor para sus vidas de oración. Eso fue lo que observé y aprendí.”
Dios comenzó a despertar gente como Rees
Howells, durante este gran despertar, para que fueran intercesores y maestros,
para que tomaran la carga de los bebés espirituales recién nacidos, oraran por
ellos y los guiaran. En poco tiempo estos jóvenes intercesores comenzaron a
descubrir el poder del enemigo de las almas. Como dijo Rees Howells mas
adelante: “La intercesión del Espíritu Santo por los
santos de este mundo malvado actual debe realizarse a través de creyentes
llenos del Espíritu Santo.
Romanos
8:26-27. Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,
porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Juan 15. La Biblia de las Américas (LBLA)
Jesús, la vid verdadera.
Yo soy la vid verdadera, y
mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo
el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios
por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque
separados de mí nada podéis hacer. Si alguno no permanece en mí, es echado
fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se
queman. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo
que queráis y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho
fruto, y así probéis que sois mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así
también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre
y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en
vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: que os améis los
unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que éste:
que uno dé su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo
os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he
oído de mi Padre. Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a
vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
Esto
os mando: que os améis los unos a los otros. Si el mundo os odia, sabéis que me
ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por
eso el mundo os odia. Acordaos de la palabra que yo os dije: “Un siervo no es
mayor que su señor.” Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a
vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto
os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió. Si yo no
hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen
excusa por su pecado.
El que me odia a mí, odia también a mi Padre. Si yo no
hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían
pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. Pero
han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me
odiaron sin causa.” Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre,
es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de
mí, y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el
principio.
!Bendiciones¡