Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Las asechanzas del diablo°


Isaías 57:14-15. Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

El deseo del corazón de Dios para cada persona y cada familia es de salvación, paz y bienestar, lo que involucra todos los asuntos diarios; nos ha preparado un camino, que es el Señor Jesucristo y un ayudador que es el Espíritu Santo; sin embargo el enemigo de nuestras almas se mantiene en continua oposición a los planes del Señor para nuestras vidas y está en constante accionar. Es por eso que no debemos descuidarnos ya que él no dudará en un instante en tratar de destruir a cualquier ser humano.

Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

La vida en estos tiempos no es fácil, la Biblia nos muestra que estamos viviendo tiempos difíciles y de cumplimiento de las profecías finales 2 Timoteo 3; es por eso que debemos refugiarnos en el Señor Isaías 50:10  ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. El pastor Watchman Nee  en su libro “Oremos” hace la siguiente referencia sobre este tema: Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará. (Daniel 7:25) 

Satanás tiene su obra, y ésta es atacar a los hijos de Dios. Puede que su ataque no sea repentino; a menudo viene gradualmente y despacio. Daniel 7:25 menciona cómo Satanás "quebrantará" a los santos del Altísimo. De hecho Satanás tiene un plan contra los santos del Altísimo, y es el de quebrantarlos, desgastarlos, agotarlos, acabar con ellos. Por lo tanto, reconozcamos claramente que la obra de Satanás en la vida de los hijos de Dios, con frecuencia no es muy perceptible, puesto que su trabajo para quebrantarlos es lento.

El significado de "quebrantar" puede llevar la idea de desgastar un poco en este minuto, luego desgastar un poco más en el minuto siguiente. Deshacer un poco hoy y un poco más mañana. Así la obra de desgaste es casi imperceptible; mas con todo es una obra destructora. Uno apenas se da cuenta de esta actividad desgastadora de Satanás, pero el resultado final será el de no dejar nada. Por tanto este principio de la obra de Satanás en la vida de los hijos de Dios consiste en quebrantarlos hasta desgastarlos completamente. El nos quebrantará hoy un poquito, y un poco más al día siguiente. El nos hará sufrir un poco ahora y un poco más después. Quizá pensemos que es algo insignificante, pero Satanás sabe que las consecuencias de este quebrantamiento son el total desgaste de los santos.

Por esta razón la Biblia indica que "el amor de muchos se enfriará" (Mateo 24:12), que significa ponerse frío poco a poco. También menciona cómo cierta muchacha que tenía un espíritu de adivinación, por muchos días iba gritando detrás de Pablo y de sus compañeros (Hechos 16:17,18). Todavía más, las Escrituras también hacen constar que cuando Félix esperaba que Pablo le diera dinero, hacía venir a Pablo muchas veces y se comunicaba con él (Hechos 24:26). Y el Antiguo Testamento también describe cómo Dalila con sus palabras hacía presión a Sansón cada día y le importunaba tanto, que su alma fue reducida a mortal angustia (Jueces 16:16)

Así es como Satanás quebrantará frecuentemente a los hijos de Dios: poco a poco y por muchos días. "El día malo" de que se habla en Efesios 6:13 se refiere a las tácticas quebrantaduras y desgastadoras de Satanás. Debemos pedir a Dios que nos abra los ojos para que podamos discernir cómo Satanás quiere quebrantarnos y cómo debemos combatir sus tácticas desgastadoras.

Quebrantamiento del cuerpo físico. Especialmente por lo que al cuerpo humano se refiere, podemos ver fácilmente cómo el enemigo quebranta a los hijos de Dios. Podemos recordar dos ejemplos: la enfermedad del cuerpo de Job (Job 2:7,8) y el aguijón en la carne de Pablo (2 Corintios 12:7). Estos son ejemplos clásicos de cómo Satanás quebranta el cuerpo de los hombres. Hay bastantes cristianos que sufren enfermedades y debilidad en el cuerpo después de ser salvos, siendo así que antes eran muy saludables. Ojalá que el Señor nos abra los ojos para darnos cuenta de que el enemigo que siempre está maquinando contra los hijos de Dios es Satanás.

Quebrantamiento del corazón del hombre. Satanás hace su obra no sólo en el cuerpo, también obra en el corazón humano. Al creer en el Señor por primera vez, uno puede sentirse muy feliz, y lleno de gozo y de paz. Pero si no vigilamos y somos ignorantes de lo que el enemigo puede hacer, llega un día en que de manera misteriosa nos sentimos incómodos. Hoy nos sentimos un poco inquietos, mañana algo infelices, y a los días siguientes algo deprimidos. Poco a poco la paz y el gozo han desaparecido completamente. Esta es la forma en que el diablo nos lleva a un estado de hastío y desesperación.

Quebrantamiento de la vida espiritual. Satanás también quebranta nuestra vida espiritual. Nos quita la vida de oración poco a poco, nos hace que confiemos en Dios menos y menos y que confiemos en nosotros mismos más y más. Y esto lo hace gradualmente, un poco cada vez. Así, cada vez nos hace sentir un poco más inteligentes que antes. Paso a paso nos lleva a confiar más en nuestras propias cualidades, y esos mismos pasos son los que alejan nuestro corazón del Señor. Entendamos que si Satanás atacara a los hijos de Dios de una vez y con gran fuerza, éstos sabrían defenderse del enemigo, pues inmediatamente reconocerían su obra. Lo que es tan villanamente sutil en Satanás es que no se nos viene encima con un gran ataque; no, emplea las tácticas de desgastar y quebrantar a los santos lentamente durante un largo período, logrando así que los hijos de Dios vayan apartándose y perdiendo un poco de terreno cada vez. El usa esta táctica gradual para quebrantar a los hijos de Dios.

Mal uso de nuestro tiempo. Satanás también nos hará desperdiciar el tiempo. Félix hacía venir a Pablo a menudo y hablaba con él. Después de dos años de conversaciones con el gran apóstol, todavía no era salvo. Este es el procedimiento del enemigo para agotar a los hombres. Hoy, Pablo es invitado a hablar, pero sin lograr ningún resultado; mañana vuelve a ser invitado y el resultado es también nulo; al día siguiente otra vez es invitado, y lo mismo, sin resultado alguno. Así Pablo se vio envuelto en una actividad completamente estéril durante dos años. ¡Cómo el enemigo nos hace desperdiciar el tiempo y las energías! Si los hijos de Dios no aprenden a discernir las tretas de Satanás, caerán fácilmente en sus trampas. Hemos de redimir nuestro tiempo y sacar el provecho de cada hora. Hemos de contrarrestar las tácticas con que Satanás consume nuestro tiempo y resistirle para que no nos haga trabajar en obras que no darán ningún fruto.

Plan de desgaste de la consagración de Sansón. Sansón tuvo sus fallos, pero no debió haber perdido su consagración al Señor, ni tampoco su testimonio de separación. En la historia de Sansón el perder la consagración significa perder el poder y el perder el testimonio significa perder la presencia de Dios. Sansón era un nazareo, es decir un hombre consagrado a Dios. Satanás sabía que la razón de la fuerza extraordinaria de Sansón era su consagración, y por lo tanto, para quebrantarlo se propuso destruir su consagración. ¿Cómo lo hizo? Usó a una mujer llamada Dalila, la cual "presionándole cada día con sus palabras e importunándole (a Sansón), su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón" (Jueces 16:16,17). Así es como Sansón reveló el secreto de su gran fuerza, y como consecuencia cayó en el lazo que Satanás le había preparado: perdió su consagración, su fuerza, su testimonio de separación, y la presencia de Dios. Ese "presionándole cada día" que nos dice la Biblia, es la obra del enemigo.

Si Dios nos abre los ojos seremos capaces de ver que Satanás, para quebrantar y desgastar a los hombres, emplea toda clase de procedimientos: les quebranta el cuerpo, el corazón y la vida espiritual. No ataca con violencia; los desgasta y agota lentamente. Por lo tanto, debemos guardarnos de las tácticas quebrantaduras de Satanás. No debemos permitirle que nos desgaste. Al contrario, tenemos que resistir cada uno de sus ataques.

Nos ha dejado la ruta por la que debemos transitar y el manual de vida: La Biblia. Juan14:6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.       

Juan 14:15-24. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

Isaías 57:14-15. Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

No debemos detestar a los hombres, pero hemos de aborrecer a los espíritus malignos. Pablo, con toda seguridad, abominó al mal espíritu, pero no a la muchacha. El mandó al mal espíritu que saliera de ella, pero al hacerlo, no increpó a la muchacha. Siempre que el diablo quebrante a los hombres, tengamos esta clase de aborrecimiento que tenía Pablo. Si de verdad sabemos cómo trata Satanás de quebrantarnos, hemos de pedir a Dios que nos dé esta clase de aborrecimiento, que consiste en increpar a Satanás y sentirnos airados contra él.

Son muchos los que pierden la paciencia con los hombres, y sin embargo, por raro que parezca, no saben descargar su enojo en Satanás. Cuando están molestos o se sienten ofendidos por otros, desahogan la ira en forma escandalosa, y en cambio, no se dan cuenta de cómo el enemigo los está quebrantando.

Los hijos de Dios deben estar llenos de enojo contra Satanás y deben aborrecerlo. Si se enojaran contra él y le demostrasen aborrecimiento, dejarían de experimentar el quebrantamiento constante que el enemigo les causa. A veces, cuando el enemigo está quebrantándonos respondemos con el silencio, lo sobrellevamos con paciencia y sufrimos calladamente, hasta que nos encontramos tan disgustados dentro de nosotros mismos y tan enojados que exclamamos: "¡Me opongo a esto!, ¡no lo toleraré!" Y solamente por decir esto, por habernos enfadado contra él, nos encontramos aliviados y termina el proceso de quebranto. Por lo tanto, los hijos de Dios deben levantarse para rechazar y reprobar al enemigo.

Hay quienes no logran aliviarse porque todavía tienen "fuerzas" para aguantar. La persona que sigue soportando ese continuo desgaste y malestar satánico, y permite que el diablo le acabe las energías, el gozo y la vida espiritual. Debemos leer Efesios 6:13, donde Pablo escribe que "habiendo acabado todo" debemos "estar firmes"; debemos estar firmes y no tolerar que Satanás continúe quebrantándonos.

Debemos pedirle al Señor que nos abra los ojos para que veamos qué obra quebrantadora está haciendo Satanás en los hijos de Dios. Que nos levantemos para resistir y hablar contra el enemigo. Que declaremos atrevidamente: "¡Me resisto, me opongo, no tolero tal quebrantamiento!" Si rechazamos y resistimos cualquier táctica de desgaste que Satanás use contra nosotros, seremos testigos de la salvación del Señor y de la liberación de las estratagemas opresoras de Satanás. Fortalecernos en Dios, rendirnos a la voluntad de Dios, vestirnos de la armadura de Dios, oponernos al enemigo de la manera que el Señor Jesucristo nos enseñó, a través de la palabra de Dios y la obediencia en santidad viviendo cada día cómo dijo el profeta en la presencia de Dios.

1 Reyes 17:1. Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 1 Reyes 18:15.  Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él. 2 Re 3:14.  Y Eliseo dijo:Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni te viera. 2 Reyes 5:16  Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso. Bendiciones.


Lino fino: Las vestiduras blancas del cristiano°



Dios ha traído vida eterna a los que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador añadiéndolos a su iglesia; el Señor que es un Dios de misericordia ha quitado nuestras ropas viles y nos ha lavado con la sangre del Cordero inmolado, Jesús su hijo amado, y él ha puesto vestiduras apropiadas, limpias y santas en cada uno de nosotros al recibirle como Señor y Salvador y esas vestiduras nuevas debemos de mantenerlas blancas delante de Dios, porque él nos enseña que debemos ser santos y andar en santidad, porque nuestro Dios es Santo y es la única manera de poder estar en su presencia.

Zacarías 3:1-8. Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?

Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.

Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.



Comienza mencionando que era un siervo de Dios, un sacerdote, y por su mala manera de vivir aun siendo siervo de Dios, Satanás estaba listo para acusarle porque sabía lo que él hacía tal vez a escondidas de todo ojo humano, pero no a los ojos de Dios, ni del acusador.

Dios mismo le dice que ha visto su pecado y le perdona y que ahora le dará una vestidura santa, limpia delante de él, lo mismo hizo el Padre con el hijo prodigo le cambio la vestidura, Dios cambia, limpia y muda nuestro corazón y debemos de permanecer así delante de él, pero esto representa un nueva manera de vivir, alejados del pecado y todo lo que ofende a Dios.

También le renovó su mente, le puso un mente limpia y santa para empezar de nuevo; esa misma oportunidad nos da Dios a todos cuando le recibimos como Señor y Salvador. Por eso es importante mantener nuestras vestiduras blancas para agradar a Dios. Debemos buscar la santidad en todo tiempo para que su gracia permanezca en nosotros y esa misma gracia se reflejara en nuestra manera de vivir. Lucas 15:22. Pero el padre les dijo a sus siervos: ¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias. Dios siempre te dará una vestidura blanca te vestirá con la mejor ropa, ropas apropiadas para poder entrar a su reino.

La Palabra de Dios dice que nada inmundo entrara en el reino de Dios, el conoce a perfección nuestra vida, nuestra forma de andar, nuestro corazón, el nos ve y nos escucha, él conoce y sabe nuestros pensamientos. ¿Si nuestras vestiduras no están limpias como nos justificaremos ante él? ¿Que podremos decir en nuestra defensa?  Llamará entonces a sus Ángeles y les dirá que echen fuera de su presencia a todo inmundo y los envíen al lago de fuego y azufre por la eternidad.

¿Dónde queremos pasar el resto de la eternidad? aún hay tiempo, de reflexionar de cómo esta nuestra vida delante de Dios y hacer los cambios necesarios, es mientras que estamos vivos. Hebreos 9:27. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.

Nuestro Padre Celestial claramente nos enseña que es necesario cambiar nuestras vestiduras (forma de vida) aquella vestidura de pecado debe de ser cambiada por una vestidura blanca que se adquiere guardando su palabra. Juan 14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Efesios 5:26-27. Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Debemos tener un testimonio en nuestras vidas para ser aprobados por Dios y si somos aprobados por Dios seremos aprobados por los hombres y podremos libremente acercarnos a compartir el mensaje de salvación porque Cristo murió por nosotros; no hagamos vano el sacrificio precioso de Dios al dar a su hijo único.

Como lograremos mantener nuestras vestiduras blancas, pues es el Espíritu Santo el que santifica, y si nos sometemos a él nuestras vestiduras serán puras, sin mancha ni arruga, aceptables a los ojos de Dios. Nosotros hombres y mujeres con pasiones y deseos en contra del Señor y de su voluntad, nos era imposible alcanzar su gracia y el don de poder llegar a Dios, pero vino Jesús y tomo nuestras vestiduras de pecado, no las quito y en Apocalipsis nos muestra que habían lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y que de ese modo habían quedado tan blancas como la luz.

Apocalipsis 7:13-14. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por eso Pablo habla muchas veces de revestirnos con el nuevo hombre que es Jesucristo.

La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el jardín del Edén, pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios. La humanidad entera no puede idear, ni inventar nada que pueda ocupar el lugar del manto de santidad que tenían Adán y Eva para poder estar en la presencia de Dios, ni mucho menos para alcanzar la salvación y la vida eterna.

Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y que ha depositado su fe en él. Apocalipsis 3:18. Yo te aconsejo -dice él- que de mí compres. . . vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.

Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartimos a nosotros este carácter. Isaías 64:6. Todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia. Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo apareció para quitar nuestros pecados como nos muestra el siguiente texto: 1 Juan 3:5. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.

Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios cuando le entregamos nuestro corazón y nos rendimos a su señorío.

Cuando nos sometemos a Cristo, el cambia nuestro corazón a uno conforme al suyo, nuestra voluntad se rinde a su voluntad que es buena, agradable y perfecta; a través de su palabra nos implanta la mente de Cristo en nuestras vidas para que nuestros pensamientos se sujeten a su señorío y de esa manera poder decir lo mismo de Pablo:

Gálatas 2:20. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 2 Corintios 5:17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él no ve nuestro pecado, sino su propia ropa de justicia a través de su Hijo Jesucristo.

De la manera como apreciamos una prenda de vestir que con mucho esfuerzo la compramos por su marca o por gusto, cuanto más no debemos apreciar la nueva vestidura que nos da Cristo y que ha pagado con el precio de su sangre. Cuando empezamos a obedecer cada uno de los mandamientos y las palabras de Dios en nuestras vidas, cuando hacemos del evangelio de nuestro Señor Jesucristo una forma de vivir, es entonces cuando empezamos a ser vestidos de lino fino, de vestiduras de justicia, de vestiduras blancas.

Debemos tener conciencia de lo potente e impactante que son nuestras vestiduras blancas en el mundo espiritual; aferrémonos a ellas y cuidémoslas de no mancharlas con nuestro pecado, bien sea de pensamientos o de obras. Apocalipsis 3:18. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.

Nuestro Señor Jesucristo está por volver pronto y sucederá el arrebatamiento de la iglesia; la palabra de Dios nos muestra claramente  que el arrebatamiento sucederá a nivel mundial, todo aquel que esté listo y preparado se ira con él.

Dirán muchos ¿Cómo que listo si yo ya recibí a Jesús como Señor y Salvador?, pero esto implica un cambio de vida veamos este punto a la luz de la palabra porque hoy en día dentro de la iglesia hay muchos que están jugando con fuego. Todo lo que no es santo, todo lo que no es puro, todo lo que no es aceptable será consumido en el fuego eterno, porque Dios es Amor, pero también es fuego consumidor.

1 Juan 2:6. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 4:16. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que tiene Dios para con nosotros. Dios amor es; y el que permanece en el amor, en Dios permanece; y Dios en él permanece. Sed santos porque Jehová nuestro Dios es Santo. Deuteronomio 4:24. Porque el Señor, tu Dios, fuego consumidor es, un Dios celoso.

Si no tenemos las vestiduras apropiadas, no entraremos en el reino de Dios. ¿Cuándo Dios te llame con qué clase de vestidura te encontrará? ¿Con vestiduras blancas de lino fino y resplandeciente o con vestiduras viles de pecado y amor por el mundo y las cosas del mundo? Y como lograremos esto:

Primero con la oración que es básicamente dependencia a Dios, buscando cada día la unción de la presencia de Señor para que nos santifique. Jesús llevó a Pedro, Juan y Santiago a una montaña a orar. Mientras Jesús oraba, su cara cambió y su ropa se volvió de color blanco muy brillante, es por eso que el Espíritu Santo desciende sobre nosotros y nos santifica, porque él es Santo. Lucas 9:28-29. Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Juan 17:17. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

También colocando en práctica nuestra santificación con un corazón limpio y recto delante de Dios compartiendo con otros el mensaje de salvación. Hechos 4:31. Acabada esta oración, tembló el lugar en que estaban congregados; y todos se sintieron llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con firmeza la palabra de Dios. 1 Crónicas 29:17. Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.

Tengamos paciencia en Cristo Jesús: porque al final Dios nos dará un galardón por siempre, un galardón prometido por Jesús, que es la vida eterna, pero tenemos que esforzarnos y luchar con amor y valor. Apocalipsis 3:5. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Mateo 24:13. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Esto es algo muy importante para aquellos que dicen que la salvación no se pierde claramente la palabra de Dios nos deja ver al que venciere se vestirá eternamente de blanco y jamás borrará su nombre del libro de la vida, entonces la salvación y la vida eterna si pueden llegar a perderse por causa del pecado. Apocalipsis 20:15. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego. 

Algo muy importante que debemos tomar en cuenta es que dice que al que venciere: esto señal que abran luchas, persecuciones, problemas, adversidades y muchas circunstancias en la que nuestra fe será probada. Preparémonos para encontrarnos con nuestro Dios, nuestro Creador y con nuestro Salvador, para estar en las bodas del Cordero y por siempre con él.

Parábola de la fiesta de bodas. Mateo 22:11-12. Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.

Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseeremos los verdaderos seguidores de Cristo al encontrarnos aquel día en las bodas del Cordero; también nos muestra la fe y la obediencia a la voluntad de Dios, a su Palabra y a la guía del Espíritu Santo. A la iglesia "se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente", "que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante". El lino fino, dice la Escritura, "son las acciones justas de los santos". Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal.

Apocalipsis 19:8. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino. Efesios 5:27. A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

Eclesiastés 9:8. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Bendiciones.

El sermón del monte°


Que el Espíritu Santo y la revelación de la Palabra de Dios, sean en estos tiempos, guiándonos, mostrándonos el camino por el cual debemos andar: nuestro Señor Jesucristo.

Mateo 5:1-12. Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Mateo capítulos del 5 al 7 es denominado el Sermón del Monte porque Jesús lo pronunció en una colina cercana a Capernaum. Este "sermón" probablemente resume varios días de predicación. En él, Jesús proclamó su actitud hacia la Ley. La posición social, la autoridad y el dinero no son importantes en su Reino; lo que importa es la obediencia fiel del corazón.

El Señor iniciaba su ministerio de proclamación del reino y acababa de llamar a sus primeros discípulos (Mateo 4:17-22. Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron) y con este discurso nos enseña el verdadero significado del discipulado y se enfoca en los principios y valores del reino de Dios en contraste con los del mundo

Los verdaderos discípulos de Jesucristo construyen su vida sobre el firme fundamento  de la Palabra de Dios y su obediencia a ella. El Señor predicó un profundo sermón que mostraba cómo debían vivir los cristianos en su diario vivir: las palabras de este sermón son tan importantes en la actualidad como lo eran cuando Jesucristo las dijo, porque: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24-25)

El Sermón del Monte desafió al orgullo de los líderes religiosos legalistas de ese entonces. Era un llamado a regresar al mensaje de los profetas del Antiguo Testamento que, como Jesús, enseñaban que la obediencia de corazón es más importante que la observancia legalista.

Multitudes numerosas seguían a Jesús; era el comentario del pueblo y todos querían verlo. Los discípulos, que eran personas bien cercanas a este hombre popular, se vieron tentados a sentirse importantes, orgullosos y a ser posesivos. Estar con Jesús les daba prestigio y una gran oportunidad para obtener riqueza.

La multitud estaba otra vez reunida, pero antes de dirigirse a ella, Jesús llamó a sus discípulos a un lado y les advirtió acerca de la tentación que enfrentarían como ayudantes suyos, no esperen fama y fortuna, les dijo Jesús, sino aflicción, hambre y persecución. Sin embargo, les aseguró que serían recompensados, aunque quizás no en esta vida.

Habrá momentos en que seguir a Jesús traerá consigo gran popularidad. Si no vivimos tomando en cuenta las palabras de Jesús en este sermón, nos hallaremos usando el mensaje de Dios solo para promover nuestros intereses personales.

Lo que realmente cuenta ante Dios. Mateo 5:3-12. RVR1960.

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Todos los que están familiarizados con la fraseología del Antiguo Testamento, conocen cuán frecuentemente el pueblo verdadero de Dios se designa como “los pobres”, o sean los oprimidos, los afligidos, los miserables y “los necesitados”, o con los dos términos juntos). La explicación de esto la hallamos en el hecho de que generalmente son “los pobres de este mundo” los que son “ricos en fe. De modo que los pobres en espíritu se enriquecen con la plenitud de Cristo, que es el reino en sustancia; y cuando él les diga desde su gran trono blanco: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros”


Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Cuando los creyentes se deleitan en el Señor, él les da los deseos de su corazón; cuando le encomiendan su camino, él los prospera, exhibe la justicia de ellos como la luz, y sus derechos como el medio día: lo poco que ellos tienen, aun después de haber sido despojados, es mejor que las riquezas de muchos impíos (Salmo 37). En resumen, todo es de ellos, al poseer ese don que es la vida, v esos derechos que les corresponden como hijos de Dios, ya sea el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo porvenir; todo es de ellos (1 Corintios 3:21-22); y, finalmente, al vencer heredan “todas las cosas” (Apocalipsis 21:7). De esta manera los mansos son los únicos legítimos ocupantes de la tierra prometida en Cristo Jesús.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Es decir, serán saturados. El hambre y la sed son dos condiciones trágicas para un número creciente de personas en el mundo. Desde el punto de vista médico, sin embargo, el hambre y la sed son señales de vida y de salud. Son términos que expresan una conciencia de aguda necesidad de algo esencial para la vida. El término “justicia” es un verdadero camaleón en cuanto a su significado en el NT. En este contexto, parece que hay por lo menos dos enfoques contemplados. El primero sería la sed por la justicia personal, el ser y hacer lo que es recto según las normas de Dios. También incluye la pasión por establecer y extender el reino de Dios entre los hombres. El apetito por la justicia personal y por la extensión del reino de Dios conduce al crecimiento espiritual y a la felicidad.

Así como Jesús satisfizo el hambre de las multitudes cuando estaba en la tierra, promete satisfacer el hambre y sed de sus discípulos que anhelan la justicia de Dios en sus vidas. Son dichosos porque ellos tendrán la completa satisfacción de ver la manifestación de la justicia de Dios en su propia vida y en el mundo, parcialmente ahora y perfectamente en la vida más allá. Las profecías de Isaías y Jeremías abundan con promesas de Dios de establecer su justicia en el mundo por medio del Mesías que vendría. Los súbditos del reino de Dios tienen el privilegio, gozo y dicha de participar en la concreción de la justicia de Dios en el mundo.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

El término “misericordioso” describe el carácter de una persona que es altamente sensible a las necesidades de otros, se identifica con ellos y responde con los recursos a su alcance para aliviar o satisfacer la necesidad. En casos de ofensas personales, describe la disposición de perdonar. Se traduce con sinónimos tales como “compasivo”, “simpatizante” y que tiene lástima de otro”. Jesús revela la misericordia del Padre, que manifiesta predilección por los pobres, pecadores y gente menospreciada. Dios demanda la misericordia de sus hijos.

Son dichosos los que manifiestan misericordia hacia otros porque ellos, y solamente ellos, recibirán misericordia de Dios. Generalmente, aunque no siempre, serán tratados con misericordia por sus semejantes. A pesar de su gran misericordia hacia otros, Jesús fue crucificado por los hombres sin misericordia, pero librado de la muerte y resucitado por el Padre misericordioso.

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

El corazón es el asiento de pensamientos y motivos, mente y emociones. El énfasis en la condición del corazón está en contraste con el concepto farisaico . La pureza de corazón no es el estado natural del hombre; es distintivamente una virtud cristiana. El término “limpio” significa “no mezclado”, “no adulterado”. Jesús mismo dijo que nadie puede servir a dos señores (Filipenses 6:24), lo cual resultaría en motivos y lealtades mezclados y en un corazón contaminado. La pureza de corazón es poder concentrar todo el ser en Dios. Solo el limpio de manos y puro de corazón podrá entrar en la presencia de Dios y contemplarlo. El poder ver a Dios no es un asunto de una visión óptica, sino de comunión y compañerismo con Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

El mundo considera que la paz es esencialmente ausencia de conflicto, es decir, cuando no hay guerra. Si fuera así, el cementerio sería el mejor ejemplo de perfecta paz. La paz es más bien armonía y tranquilidad en el corazón para con Dios y los semejantes. El saludo judío, shalom, significa “paz” y es la expresión de un deseo por las bendiciones de Dios sobre otra persona. Dios es conocido como el Dios de paz; Jesús es el Príncipe de Paz (Isaías 9:6) y su venida al mundo significaba paz para los hombres de buena voluntad.

Jesús prometió su paz a los discípulos. La paz es el fruto del Espíritu. Dios toma la iniciativa para hacer la paz con los hombres: Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19).

Los que han sido reconciliados con Dios, por fe en Cristo, se convierten en reconciliadores, pacificadores. Jesús dijo: ¡Paz a vosotros! Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros (Juan 20:21). Jesús es nuestra paz y vino para lograr la paz entre Dios y los hombres y nos manda llevar adelante esa misión en el mundo. La dicha y recompensa de los pacificadores es que serán reconocidos por lo que son: hijos de Dios, pues demuestran el carácter y misión de Dios. Su parentesco con Dios es visible.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Los pacificadores serán también los perseguidos. Parecería que el mundo debiera felicitar a los discípulos por su aporte al bienestar social y moral de la humanidad. Sin embargo, durante gran parte de la historia del cristianismo ha sido todo lo contrario. Jesús advirtió a los discípulos del costo de seguirlo, parte del cual sería la persecución. Como su vida y enseñanzas chocaron con el sistema de valores de la humanidad y le crucificaron, los que se identifican con él frecuentemente recibirán el mismo trato. Por causa de la justicia (v. 10) es sinónimo de por causa de mí (v. 11). Se refiere a la identificación de los discípulos con Cristo y su reino. El v. 11 especifica dos tipos comunes de persecución: vituperios y mentiras.

La paradoja es evidente y sorprendente. Jesús llama a los perseguidos dichosos, todo lo contrario a lo que normalmente se piensa. La razón para esta dicha es triple: El reino pertenece a ellos, tendrán una recompensa grande en los cielos y forman parte de una gran compañía de profetas que fueron perseguidos. Por estas razones, el discípulo debe enfrentar la persecución con gozo y alegría. Gozaos y alegraos (v. 12) son imperativos del tiempo presente, indicando una acción continua, en todo momento.

Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

La persecución purifica la iglesia, fortalece el testimonio y produce un crecimiento numérico. Esta verdad ha sido confirmada desde el primer siglo hasta nuestros días. Bienaventurados sois cuando os vituperaren—es decir, os insulten en vuestra propia cara, en contraste con la calumnia y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo—Observemos que había dicho antes: “por causa de la justicia”.

Aquí, al decir “mi causa”, él se identifica a sí mismo y a su causa con la de la justicia, uniendo la causa de la justicia en el mundo con la recepción de él mismo. ¿Se habrían expresado así Moisés, o David, o Isaías, o Pablo? ¡Nunca! Sin duda ellos sufrieron por causa de la justicia. Pero que hubiesen designado a esto como “su causa”, habría estado fuera de lugar como cualquiera puede ver.

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Gozaos y alegraos, como si él quisiese que el regocijo interno venciese y absorbiese el sentimiento de todas las afrentas y sufrimientos y no hay ninguna otra cosa que pueda hacerlo.

Jesús empezó su sermón con palabras que aparentemente se contradecían. Pero la forma en que Dios quiere que vivamos muchas veces contradice la del mundo. Si quiere vivir para Dios debe estar dispuesto a decir y hacer lo que para el mundo parecerá raro. Deberá estar dispuesto a dar cuando otros desean quitar, amar cuando otros odian, ayudar cuando otros abusan. Al hacerlo, un día recibirá todo, mientras los otros terminarán sin nada. Aquí tenemos por lo menos cuatro maneras de entender las bienaventuranzas:

Son un código de ética para los discípulos y norma de conducta para todos los creyentes.

Contrastan los valores del Reino (lo que es eterno) con los valores mundanos (lo que es temporal).

Contrastan la "fe" superficial de los fariseos con la fe verdadera que Cristo quiere. 

Muestran que las expectativas del Antiguo Testamento se verían cumplidas en el Reino nuevo. Estas Bienaventuranzas no pueden ser tomadas selectivamente. Uno no escoge lo que quiere y deja el resto, sino que deben tomarse como un todo. Describen lo que debemos ser como seguidores de Cristo.

Cada Bienaventuranza habla de cómo ser afortunado y feliz. Algunas versiones dicen felices o dichosos en vez de bienaventurados. Estas palabras no prometen carcajadas, placer ni prosperidad terrena. Jesús pone de cabeza el concepto terreno de la felicidad. Para Jesús, felicidad es esperanza y gozo, independientemente de las circunstancias externas. Para hallar esperanza y gozo, la forma más profunda de la felicidad, sigue a Jesús a cualquier costo.

Con el anuncio de Jesús de que el Reino se había acercado (4.17) naturalmente, la gente preguntaba: "¿Qué necesito hacer para ser parte del Reino de Dios?" Jesús dijo que en el Reino de Dios las cosas no son como en los reinos terrenales. Debían buscar beneficios y recompensas muy distintas de los que los fariseos y publicanos estaban buscando. Mucha gente busca felicidad pero esta fácilmente se desvanece. Muy pocos buscan el gozo de Dios que nunca se desvanece. ¿Son sus actitudes una copia del egoísmo, el orgullo y las ansias de poder del mundo, o reflejan el ideal al que Dios lo llamó?

Sal y luz del mundo.

Mateo 5:13-16. »Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea. »Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.

Si la sazón no da sabor, no tiene valor. Si los cristianos no se esfuerzan por hacer un impacto en el mundo que los rodea, son de poco valor para Dios. Si somos muy parecidos a los del mundo, no tenemos valor. Los cristianos no deben confundirse con los demás. En su lugar, debemos impactarlos positivamente, como el condimento que da mejor sabor a la comida. ¿Se puede ocultar una ciudad que está en la cima de una montaña? Por las noches su luz se ve a la distancia. Si vivimos por Cristo, vamos a brillar como luces, mostrando a otros como es Cristo.
Jesús enseña sobre la ley.

Mateo 5:17-19. No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos.

Dios nos dio las leyes morales y ceremoniales para ayudarnos a amarle con todo el corazón. A través de la historia de Israel, sin embargo, estas leyes fueron citadas inexactamente y aplicadas erróneamente. En el tiempo de Jesús, los líderes religiosos habían convertido la Ley en una masa confusa de reglas. Cuando Jesús se refirió a una nueva forma de comprender la Ley de Dios, no estaba sino llevando a la gente a su propósito original. No habló contra la Ley en sí misma, sino contra los abusos y excesos a los que ella estaba sujeta.

Si Jesús no hubiera venido a abolir la Ley, ¿estarían todas las leyes del Antiguo Testamento todavía en vigencia? En el Antiguo Testamento, había tres categorías de Ley: ceremonial, civil y moral.

La ley ceremonial estaba relacionada específicamente con la adoración de Israel. Su propósito primario fue señalar a Cristo Jesús. Estas leyes, sin embargo, dejaron de ser necesarias después de la muerte y resurrección de Jesús. Si bien es cierto que ya no estamos atados por las leyes ceremoniales, los principios que los respaldan, adorar y amar al Dios Santo, son todavía aplicables. Los fariseos con frecuencia acusaban a Jesús de violar las leyes ceremoniales.

La ley civil era la Ley de Dios que tenía que ver con el vivir diario de Israel. Por el hecho de que la cultura y la sociedad modernas son radicalmente diferentes, todas estas directivas no pueden seguirse al pie de la letra. Pero los principios que las sustentan no tienen fin y deben guiar nuestra conducta. Jesús los cumplió para dar el ejemplo.

La ley moral (como los Diez Mandamientos) es mandato directo de Dios y requiere obediencia estricta (Éxodo 20:13). Como revela la naturaleza y la voluntad de Dios, se aplica todavía hoy. Jesús obedeció la ley moral en su totalidad.

Algunos en el grupo eran expertos en decir a los demás lo que debían hacer, pero pasaban por alto lo más importante de las Leyes de Dios. Jesús clarificó que obedecer la Ley de Dios era más importante que explicarla. Es mucho más fácil estudiar la Ley de Dios y decir a otros que la obedezcan que ponerla en práctica. ¿Cómo le va a usted en su obediencia a Dios?

Los fariseos eran exigentes y escrupulosos en el cumplimiento de la Ley. ¿Cómo puede Jesús, razonablemente, llamarnos a una mayor justicia que la de ellos? La debilidad de los fariseos radicaba en que se sentían satisfechos obedeciendo la Ley en lo exterior sin permitir que cambiara sus corazones (actitudes). Jesús dijo que la calidad de nuestra piedad tiene que ser superior a la de los fariseos. Podemos aparentar piedad y seguir lejos del Reino de Dios.

El juzga nuestros corazones y nuestras obras. Es en el corazón donde en verdad radica la sumisión. Cuidemos nuestras actitudes, que la gente no ve, y las acciones que todos ven.

Jesús decía a sus oyentes que necesitaban una piedad totalmente distinta (amor y obediencia), no una versión más intensa de la piedad de los fariseos. Nuestra bondad debe proceder de lo que Dios hace en nosotros, no de lo que podemos hacer nosotros mismos, estar centrada en Dios, no en nosotros, estar basada en la reverencia a Dios, no en la aprobación de la gente, e ir más allá del solo hecho de cumplir con la Ley amando los principios que la respaldan.

Cuando Jesús dijo: "Pero yo os digo" no estaba aboliendo la Ley ni agregando sus propias opiniones. Más bien estaba ofreciendo una explicación completa de por qué Dios hizo tal Ley. Por ejemplo, refiriéndose a que Moisés dijo: "No matarás", Jesús enseñó que "cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio". Los fariseos leían esta Ley y, como jamás habían matado, se sentían muy rectos.

Sin embargo estaban tan enojados con Jesús que ya pronto estarían planeando matarlo, aunque no con sus propias manos. Perdemos la verdadera intención de la Palabra de Dios cuando leemos sus normas para la vida sin procurar comprender por qué las dio. ¿Cuándo guarda uno las normas de Dios pero pasa por alto su verdadera intención?

De cada de nosotros depende que el gobierno de Dios esté en medio nuestro, de nuestra obediencia a la Palabra de Dios es que podemos ver si realmente amamos a Dios o sólo tenemos una vida religiosa. ¿Quieres amar a Dios realmente de corazón? Entonces empieza ahora mismo ¿En dónde quieres pasar el resto de la eternidad después de que partas de esta tierra? Veamos ahora la siguiente reflexión.

¡Si hay vacantes para trabajar en la obra del ministerio, en la viña del señor!

El cristiano es la persona dedicada a producir un despertamiento moral y social; con esto en mente dedica su vida a Cristo comparte el amor de Dios con todos los hombres en todas partes y enseña a otros a hacer lo mismo. ¡SI HAY VACANTES! La mejor forma de recibir el futuro es hacer un buen presente y olvidar el pasado. La más grande empresa del Universo, la empresa de Dios requiere para su departamento de proclamación personas que reúnan los siguientes requisitos.

Personas valientes que crean en Dios y que estén dispuestas a servirle aunque se le caiga el mundo encima. Personas que digan siempre la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad aunque por ello tengan que perder la simpatía y el afecto de quienes lo rodean. Personas que huyan de las pasiones juveniles y que tengan el firme propósito de no contaminarse con las costumbres de un mundo corrompido.

Personas que tengan en su corazón una profunda vocación de servicio a su prójimo y una determinación completa de agradar a Dios por encima de todo. Personas que estén listas en donde el Señor de la empresa así lo determine sin pensar en su comodidad, ni en sus intereses personales. Personas que se atrevan a vivir y hablar como Dios lo manda aunque sean tildados de locos, fanáticos, rebeldes o peligrosos. Personas que estén dispuestos a perderlo todo, que duerman menos, que trabajen más, que hablen poco y sirvan mucho.

Personas que se muevan siempre con la sinceridad de Dios y no con la diplomacia e hipócrita conveniencia de los hombres. Personas honradas, ejemplares y comprometidas con los valores cristianos que nuestra sociedad ha extraviado. Personas que se preparen para dirigir los destinos del país, no con la soberbia de grandes reyes, sino con la actitud de grandes servidores.

Si usted llena estos requisitos será bienvenido a esta gigantesca empresa de Dios, en ella se trabaja para conquistar el mundo entero con el único mensaje que puede salvarlo y para decirle a los hombres que no todo está perdido, que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Si hay vacantes, esta es una gran oportunidad y no hay otra igual. Necesitamos un liderazgo que ame y no que manipule, que sirva y no que lucre, que comparta y no que amarre, que anime y no que oprima, que levante y no que aplaste.

Mateo 6:33. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. Hechos 5:29. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Bendiciones.