Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Jesucristo es el porqué de la navidad°

Isaías 9:6-7. Traducción en lenguaje actual (TLA). Nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo: a ese niño se le ha dado el poder de gobernar; y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de paz. Él se sentará en el trono de David, y reinará sobre todo el mundo y por siempre habrá paz. Su reino será invencible, y para siempre reinarán la justicia y el derecho. Esto lo hará el Dios todopoderoso por el gran amor que nos tiene.

Esta es verdaderamente una de las profecías más asombrosas jamás dadas. Sin duda, en referencia al nacimiento prometido a María, de Emanuel – “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: Isaías 7:14. Nueva Traducción Viviente (NTV). Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).

Emanuel es el nombre terrenal elegido por Dios para su Hijo y retrata el carácter del Niño, que significa “Dios con nosotros” o “Dios está entre nosotros.” Ahora, Isaías describe los nombres divinos que sólo pueden ser verdaderos de Dios – Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Se presenta la persona del Mesías como el de un hombre, porque él era un descendiente de David, pero Él era Dios también.

Porque un niño nos es nacido: El propósito de la venida de Cristo fue para “nosotros” en beneficio de todos aquellos que lo aceptan como su Señor y Salvador. Isaías vio la oscuridad y la tristeza de la nación, y vio también el Hijo que nacería para eliminar esa oscuridad, e iluminar al mundo.

Hijo nos es dado: Desde la eternidad Dios planeó para “dar” a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Jesús es el Hijo de Dios y Él existió eternamente como el Hijo. El Mesías es muchas veces representado como habiendo sido dado o enviado, o como el regalo de Dios, como se señala en los siguientes textos bíblicos:

Hechos 4:12. Traducción en lenguaje actual (TLA). Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos.

Juan 3:16. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). El Amor de Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Efesios 1:22. Nueva Traducción Viviente (NTV). Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia.

Juan 17:4. Nueva Traducción Viviente (NTV). Yo te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste.

El Mesías era preeminentemente el regalo de Dios para nosotros. El hombre no tenía ningún derecho sobre Él, y Dios dio voluntariamente Su Hijo como sacrificio por los pecados del mundo.

Él muestra y nos dice qué pensar y cómo vivir, y Él nunca se equivoca, porque en él se encuentran. Colosenses 2:3. Traducción en lenguaje actual (TLA). Todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento se encuentran presentes en Cristo. El testimonio, incluso de sus enemigos, fue que “¡jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” Juan 7:46. Nueva Traducción Viviente (NTV). —¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! —contestaron los guardias.

Y se llamará su nombre… Dios fuerte: La pregunta que pueda surgir es cómo el Hijo también podría ser “El Padre eterno.” En realidad, esta frase también podría ser traducido como “Padre de la eternidad”, que nos recuerda que el Hijo eterno fue el Creador del tiempo, así como del espacio y la materia y de hecho, de todas las cosas.

Juan 1:1-3. Nueva Traducción Viviente (NTV). Cristo, la Palabra eterna. En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. El que es la Palabra existía en el principio con Dios. Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él.

Colosenses 1:15-16. Nueva Traducción Viviente (NTV). Cristo es supremo. Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él.

En el insondable, y sin embargo glorioso misterio de la Trinidad, el Señor Jesús señaló también que “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Él es Dios Todopoderoso “porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” (Colosenses 2:9)

Y se llamará su nombre… Padre eterno: Destacando su deidad absoluta y eterna, así como su omnipotencia y la unidad del Padre y del Hijo en la Divina Trinidad.

Y se llamará su nombre… Príncipe de Paz: Lo que indica que Él es el primer líder que traerá verdadera paz al mundo. Él es el gran Pacificador (Mateo 5:9), “haciendo la paz mediante la sangre de Su cruz”. (Colosenses 1:20)

Jesús trae la paz de la mente a sus seguidores porque el Señor Jesús “guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Él persevera; porque en Él ha confiado” (Isaías 26:3). Y cuando Él regresa, Él traerá la paz al mundo como “Príncipe de Paz”, porque la paz va a caracterizar su reinado sobre la tierra.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:7)

Durante  este  tiempo de año,  déjenos  reflejar  que  Dios  mismo  es  el  gran  signo  a  Israel  y a todo el mundo. La actitud de hombres y mujeres a  Dios,  en  Cristo,  es que  revelan  el  estado  de  sus  corazones y sellan su eterno destino, si a la vida eterna o para siempre separado de Dios. Confiamos que usted tomará una decisión para Jesucristo y vida eterna.

En esta época de tanto consumismo, fiestas y distracciones, apartemos un momento para enfocarnos en la verdadera razón de tanto festejo: "Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios." Hebreos 12:2 (Traducción Lenguaje Actual)

La buena noticia nos enseña que Dios acepta a los que creen en Jesús. Como dice la Biblia: "Aquellos a quienes Dios ha aceptado y confían en él, vivirán para siempre". Romanos 1:17 (TLA) "Pero aunque no lo podamos ver, confiamos en él." 2 Corintios 5:7 (TLA) "Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios hay que creer que él existe, y que sabe premiar a los que buscan su amistad." Hebreos 11:6 (TLA) Jesús te conoce, Él sabe cómo te sientes el día de hoy, recuerda que Él dijo: "Mis seguidores me conocen, y yo también los conozco a ellos. Son como las ovejas, que reconocen la voz de su pastor, y él las conoce a ellas. Mis seguidores me obedecen, y yo les doy vida eterna; nadie me los quitará. Juan 10:27-28 (TLA)

"Pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna." Juan 4:14 "Les aseguro que el que cree en mí tendrá vida eterna." Juan 6:47 (TLA) "También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna." 1 Juan 5:20 (NVI)

Por esto, y por muchas cosas más, tenemos varias razones para cantar como lo hicieron los ángeles en Belén aquella gloriosa noche: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.» Lucas 2.14 (NVI).

Les quiero narrar una historia con semejanza de lo que Dios hizo por nosotros a través de nuestro Señor Jesucristo.

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y de las festividades religiosas, como la Navidad.  Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido. Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó. -¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez! Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa. Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.

Al cabo de un rato, oyó un gran golpe; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana. Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos. -Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta. 

Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más.

Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros. -¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada? Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. -Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.

Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo. El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza: -Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos! Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día: -¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros?

De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios hizo que Su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.

Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevada, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"

Ya que hemos recibido la revelación acerca de la salvación que viene de parte de Dios para nosotros, es importante también entender que es necesario que todo aquel que crea que Jesucristo es Dios y Señor de toda la creación y además le reciba dentro de su corazón va a ser una nueva criatura por el Espíritu Santo como nos lo enseña la Biblia.

En Dios tenemos esperanza, salvación, vida eterna, perdón de pecados, compasión, misericordia, restauración, sanidad de nuestra alma, sanidad de nuestras emociones, sanidad de nuestro cuerpo, provisión, dones y un ministerio entre otras muchas bendiciones para quienes hemos creído a su Palabra y que somos enseñados por su Espíritu Santo para llegar a nuestro destino eterno que estar por siempre ante la presencia de Dios Padre.

2 Corintios 5:17. (PDT). Si alguien está unido a Cristo, hay una nueva creación. Lo viejo ha desaparecido y todo queda renovado.

¿Qué significa ser nueva criatura en Cristo?, en el momento en el que creemos en Cristo, hay una transformación espiritual, ¡todo cambia! Es cuestión de fe no de vista. El paso más grande de fe que podemos tomar en nuestras vidas es creer lo que Dios dice acerca de quién es Jesucristo y aceptarle como nuestro Señor y Salvador. La experiencia con Jesús nos transforma por completo. Hay hombres en la Biblia que fueron transformados al tener un encuentro con Jesús.

Vemos por ejemplo, a Pedro, que luego de su conversión aún su sombra sanaba a los enfermos. Juan, se convirtió en el apóstol del amor. La mujer samaritana, se convirtió en testigo de la verdad luego del encuentro con Jesús en el pozo. Saulo, el cruel perseguidor de los cristianos, se convirtió en Pablo, uno de los misioneros que más aportó a la difusión del Evangelio de Jesucristo. Estos y otros más, no volvieron a ser los mismos luego de su encuentro con Jesús.

La nueva vida en Cristo significa cambiar de actitud frente a la manera actual de pensar y actuar. En Cristo la vida tiene una nueva dimensión y una calidad de vivirla. Esta nueva vida comienza desde el momento en que creemos en Cristo y le aceptamos como nuestro Señor y Salvador, reconociendo nuestras faltas y arrepintiéndonos de corazón.


Este nuevo estado de nuestra vida es un nuevo estilo de vida, donde en nuestro ser no puede haber cabida para Dios y para el diablo a la vez. Decimos juntamente con el apóstol Pablo: “Para mí el vivir es Cristo” “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Filipenses 1:21; Gálatas 2:20b). Ahora bien, si Cristo vive en mí, entonces debemos tener el mismo sentir de Él, como lo señala Pablo en su carta a los Filipenses (Filipenses 2:5). Es tener sentimientos de amor, de bondad, humildad y compasión por los demás. Bendiciones.

Para qué usa Dios las pruebas y tribulaciones en nosotros°


Hechos 14:22. La Biblia de las Américas (LBLA). Fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

Aprendemos a caminar día a día, seguros en el amor de Dios, aún en medio de las pruebas, aún en medio de las circunstancias que estemos enfrentando, aún en medio de la prosperidad y de las bendiciones que nos sean otorgadas, para no apartarnos de Dios y que se nos olvide quien es realmente nuestro Creador, nuestro Señor y Salvador, aquel a quien vamos a dar cuentas cuando partamos de esta tierra y que sean abiertos nuestros ojos y nuestros sentidos espirituales para comprender y entender que hemos sido llamados a rendir todo nuestro ser, al Hijo de Dios, que seamos llenos de su Presencia y de su gracia; lo que espera Dios de nosotros, es que Cristo sea formado en nosotros y que se manifieste su carácter en nosotros por medio de la regeneración que obra el Poderoso y Amoroso Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros.



Gálatas 4:19. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes.

Todos los que hemos creído en el Señor Jesucristo como Dios y Señor, tenemos la necesidad de ser confirmados en la fe renacida en nuestros corazones por medio de la Palabra y por la presencia y el poder del Espíritu Santo; todos los que estamos plantados en Jesucristo tenemos que tener raíces bien profundas en Dios y dar los frutos buenos que el Señor espera de cada uno de nosotros.

Efesios 2:10. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

El trabajo de los ministros de Dios tiene como objeto establecer a los santos, así como para despertar a los pecadores. La gracia de Dios establece efectivamente los ánimos de los discípulos. Dios nos exhorta a que permanezcamos en la fe, que nos fortalezcamos en Cristo, a que nos animemos unos a otros a fin de perseverar en la fe que nos ha sido dada en Jesucristo.

Efesios 4. Traducción en lenguaje actual (TLA). Él fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. Así seremos un grupo muy unido y llegaremos a tener todo lo que nos falta; seremos perfectos, como lo es Cristo, por conocer al Hijo de Dios y por confiar en él.

Lucas 22:31-32. Traducción en lenguaje actual (TLA). ¡Manténganse firmes! Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha dado. Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que te mantengas firme. Por un tiempo vas a dejarme solo, pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí.

Dios usa las pruebas y las tribulaciones para prepararnos y formarnos, no para señalar o criticar nuestros fracasos, ni para condenarnos (Romanos 8:1. La Biblia de las Américas (LBLA). No hay condenación para los que creen. Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu). Recordemos ahora que Dios quiere que nosotros triunfemos en cumplir su llamado, en buscar y hacer su voluntad para nuestras vidas.

Salmos 139:16. Nueva Traducción Viviente (NTV). Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.

El desea purificarnos a fin de que nuestro futuro sea fructífero, Dios está con nosotros, no contra nosotros, Dios es omnipotente, sus perspectivas son eternas, Él puede ver y entender todas las cosas, tanto más que los seres humanos más capaces. Él tiene un plan, un Reino y unos propósitos eternos que cumplir. Podemos escoger ser parte con El en tal cumplimiento, pero para hacerlo vamos a tener que confiar en El para cualquiera que sea el papel que nos otorgue desempeñar, ya que los dones y llamamientos son irrevocables; Dios nos pedirá cuentas por administración a cada ser humano que fue creado. 

Romanos 11:29. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables.

Jeremías 29:11-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra”.

Dios también nos promete que nunca nos dejará, ni nos desamparará, que será nuestro pronto auxilio en las tribulaciones; por consiguiente necesitamos colocar nuestra confianza en Dios. Así como le sucedió a José en medio de sus pruebas. Dios también estará con nosotros, sin importar las circunstancias, jamás seremos separados de su inmenso amor. Puede que usted haya sufrido mucho por su entrega devota a Cristo; sin embargo, escuche las palabras animadoras a Pedro: 1 Pedro 4:13-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo. Si los insultan porque llevan el nombre de Cristo, serán bendecidos, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.

La reprensión y corrección de Dios nos moldea. Es importante recordar que José no hizo nada malo para que todas esas pruebas vinieran sobre él. La Biblia no nos relata que José se revelara o pecara contra Dios. Algunas veces nuestro propio egoísmo y pecado puede acarrear las pruebas y adversidades sobre nuestras vidas. Esto no es lo mismo que sufrir por la causa de Cristo. No habrá remuneración por los sufrimientos que nos acarreamos sobre sí mismos. Cuando María, la hermana de Moisés habló contra él y fue herida de lepra, ese no fue un sufrimiento por la causa de Dios (Capítulo 12 de Números). Cuando Jonás pasó tres días en el vientre de una ballena, se debió a su propia rebelión (Capítulo 1 de Jonás). Cuando Ananías y Safira cayeron muertos a tierra, fue causa del resultado directo de sus propias acciones (Hechos 5:1-11).

Si somos precipitados y desobedientes o codiciamos posiciones de poder para las cuales Dios no nos ha llamado, sufriremos por nuestra propia codicia carnal. Si nuestras ambiciones y pasiones terrenales controlan nuestro buen juicio o si intentamos exaltarnos a sí mismos por sobre la verdad escritural, es posible que tengamos que padecer de terribles problemas. Somos amonestados por las Santas Escrituras a ser diligentes a fin de evitar ser castigados por nuestra propia maldad: “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1 Pedro 4:15. RVR1960).

No obstante, aún cuando hayamos pecado voluntariamente contra Dios, no todo está perdido. El puede y desea librarnos, si nos arrepentimos sinceramente (renunciamos a nuestros pecados y nos volvemos de ellos, si los abandonamos). Nuestros fracasos pueden acarrearnos sufrimientos innecesarios sobre sí o sobre nuestros seres amados. Sin embargo, Dios puede utilizar el peor de los fracasos de nuestras vidas para ayudarnos en el proceso de formación, para transformarnos. Su castigo y disciplina, agregado a nuestra actitud de reacción, también nos formarán.

Dios en su infinita misericordia, puede redimir y usar aun nuestros fracasos. Él es digno de toda alabanza por su gran misericordia para perdonar y por su gracia redentora. Pero tampoco debemos olvidar la brevedad de la vida y que no podemos jugar con su gracia. Esto quiere decir, que hoy es todo lo que tenemos, mañana puede ser tarde. ¡Hoy es el día de salvación!

Deuteronomio 30. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Promesa de Restauración. “Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde el Señor tu Dios te haya desterrado, y vuelvas al Señor tu Dios, tú y tus hijos, y Le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, entonces el Señor tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el Señor tu Dios te haya dispersado. Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el Señor tu Dios te recogerá y de allí te hará volver. Y el Señor tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus padres.

“Además, el Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. El Señor tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás a escuchar la voz del Señor, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 

Entonces el Señor tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el Señor de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, si obedeces a la voz del Señor tu Dios, guardando Sus mandamientos y Sus estatutos que están escritos en este Libro de la Ley, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

“Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?’ Ni está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?’ Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes.

“Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy te ordeno amar al Señor tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla.

Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, Yo les declaro hoy que ciertamente perecerán. No prolongarán sus días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando Su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”

Aunque te parezca sin sentido o algo loco, la verdad es que no hay nada mejor que estar en medio de las pruebas, porque es ahí donde conocemos a Jesucristo en espíritu y en verdad. Es ahí en el medio del dolor, de la tristeza, de la desesperación, de la angustia, de lo que creemos que es imposible y que ya no tiene solución, donde Dios nos muestra que para El no hay nada imposible, es ahí donde vemos el Dios todo poderoso, manifestándose de una manera sobrenatural. El Señor Jesucristo quiere que tú y yo ,no solamente lo conozcamos a través de la necesidad, sino que también lo conozcamos como el Dios de Poder, de amor y de misericordia.

El mismo que se manifestó en Elías, Job, David, Pablo, Pedro, Juan y así en otros grandes siervos y siervas de Dios, de la misma forma que ellos conocieron a Dios, de esta misma forma es la que quiere Dios que lo conozcamos, pero solamente lo conoceremos a través de las pruebas. Cada prueba que pases, significara que has avanzado un nivel espiritual de madurez. No sé en qué nivel espiritual te encuentras, eso solamente lo sabe Dios y es que el Señor Jesucristo quiere promoverte a niveles espirituales superiores más grandes de lo que ahora estas.

El propósito de alcanzar niveles espirituales superiores, es para que podamos conocer a Dios en todos nuestros caminos. La verdad es que Jesús no va a llevar a nadie al cielo, sin asegurarse antes de que lo amemos de verdad. Las pruebas examinan nuestro corazón, examinan nuestro amor y nuestra confianza en Jesucristo. Job fue probado de todas las formas posibles, fue probado en las finanzas, en la familia (esposa e hijos) y en la salud (muerte); estos son tres áreas en las que somos probados como hijos de Dios: como cristianos.

Job soporto las pruebas, no maldijo el nombre de Dios en ningún momento, él sabía que había un propósito detrás de todo lo que estaba pasando. Al pasar la prueba, Dios le devolvió toda en doble porción y Job dijo a Dios lo siguiente: Job 42:5. RV1960. "De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven". Es este nivel espiritual que quiero que tú y yo nos encontremos. Pero para eso tú y yo tenemos que pasar las pruebas que Dios nos pone en la vida. Dios nos probará si en verdad lo amamos, si lo amas más que a tu cónyuge (tu esposa o esposa), más que a tus hijos, más que a tus pertenencias, más que a tu trabajo o profesión, más que a tu salud y todo lo que tu corazón ama.

Cada prueba que tu pases, veras a Cristo más cerca de ti, lo conocerás profundamente y es lo que anhela Dios para nuestras vidas y debemos tener presente que por cada prueba que pasemos hay bendiciones de parte de Dios para nuestras vidas.

Dejemos que en este momento sea el Padre Celestial, por medio de su Espíritu Santo, a través de su Palabra eterna, que nos ministre en nuestro ser interior para ser fortalecidos con todo poder con forme a la potencia de su gloria, para llevar a cabo lo que él desea para nuestras vidas y a través de ellas.

2 Timoteo 4: 7-8. (RV1960). He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Job 1:21. (RV1960). Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó; bendito sea el nombre del SEÑOR. 

2 Corintios 1:3-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Dios nos ayuda en las dificultades y sufrimientos. ¡Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda. Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas.

Nosotros sufrimos mucho, así como Cristo sufrió. Pero también, por medio de él, Dios nos consuela. Sufrimos para que ustedes puedan ser consolados y reciban la salvación. Dios nos ayuda para que nosotros podamos consolarlos a ustedes. Así ustedes podrán soportar con paciencia las dificultades y sufrimientos que también nosotros afrontamos. Confiamos mucho en ustedes y sabemos que, si ahora sufren, también Dios los consolará.

Hermanos en Cristo, queremos que conozcan los problemas y sufrimientos que tuvimos en la provincia de Asia. Fueron tan tremendos que casi no pudimos soportarlos, y hasta creímos que íbamos a morir. En realidad, nos sentíamos como los condenados a muerte. Pero eso nos ayudó a confiar en Dios, que puede hacer que los muertos vuelvan a la vida, y no a confiar en nosotros mismos. Dios nos protegió de grandes peligros de muerte, y confiamos en que él nos seguirá cuidando y protegiendo. Por favor, ayúdennos orando por nosotros. Si muchos oran, muchos también serán los que den gracias a Dios por su ayuda, y por todo lo bueno que él nos da.

Romanos 8:18-39. Traducción en lenguaje actual (TLA). Un futuro maravilloso. Estoy seguro de que los sufrimientos por los que ahora pasamos no son nada, si los comparamos con la gloriosa vida que Dios nos dará junto a él. El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos. Pues todo el mundo está confundido, y no por su culpa, sino porque Dios así lo decidió. Pero al mundo le queda todavía la esperanza de ser liberado de su destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los hijos de Dios. Nosotros sabemos que este mundo se queja y sufre de dolor, como cuando una mujer embarazada está a punto de dar a luz.

Y no sólo sufre el mundo, sino que también sufrimos nosotros, los que tenemos al Espíritu Santo, que es el anticipo de todo lo que Dios nos dará después. Mientras esperamos que Dios nos adopte definitivamente como sus hijos, y nos libere del todo, sufrimos en silencio. Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene? Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.

Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo. Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere.

Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. Desde el principio, Dios ya sabía a quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo, para que éste sea el Hijo mayor. A los que él ya había elegido, los llamó; y a los que llamó también los aceptó; y a los que aceptó les dio un lugar de honor.

¡Cuánto nos ama Dios!

Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. Como dice la Biblia: «Por causa tuya nos matan; ¡por ti nos tratan siempre como a ovejas para el matadero!»

En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Bendiciones.

La excelencia del amor de Dios°


Juan 3:16-21. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. El amor es sacrificado. El mundo sabe muy poco acerca de esta dimensión.

El amor comienza y termina con Dios. Él es su Autor; lo creó como expresión de su misma naturaleza y desea que compartamos y experimentemos ese don maravilloso con toda la humanidad. 1 Juan 4:19. Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.

Al pensar en esto descubrimos que como humanos tenemos poco en común con Dios. No somos omniscientes ni omnipotentes ni omnipresentes; pero Dios es amor y El desea que participemos de ese atributo con El y con los demás. ¡Qué privilegio tan hermoso! Cuando amamos a otros es cuando más nos parecemos a Dios.

Si yo le preguntara por qué es que Dios lo creó a usted, ¿qué contestaría? ¿Por qué nació usted? Usted y yo fuimos creados con el fin de que Dios pudiera expresar su amor hacia nosotros y que nosotros, a la vez, pudiéramos corresponder a ese amor. Debido a que Él es amor y a que esa es su naturaleza en sí, El deseó tener un objeto para su amor. Por eso creo al ser humano, a usted y a mí. ¿Cómo expresa Dios su amor? De muchas maneras, pero veamos sólo unas cuantas.

Dios expresa su amor por medio de la creación. Los árboles, las flores hermosas y fragantes, las montañas majestuosas, las estrellas fulgurantes, la luna en todas sus fases, todo eso es expresión de su amor. Dios ha creado para nuestro deleite.

Dios expresa su amor dotándonos de libre albedrío, dándonos libertad de escoger. Eso nos parece algo raro, ¿no es así? Acaso sería mejor pensar que su amor es mayor si hubiera establecido límites más estrechos. No obstante, su amor es tan grande que nos ha dado libertad para decir que no.

La maravilla del amor es cuando una persona decide amarnos. Dios se deleita cuando nosotros decidimos amarlo gracias al libre albedrío con el cual El mismo nos dotó por su amor. El ama a todos los pecadores.

Dios expresa su amor al permitirnos formar parte de una familia. Somos parte de una gran familia: Dios es nuestro Padre, Jesucristo es nuestro Hermano mayor y el Espíritu Santo es el Consolador que mora en nosotros. El cuerpo de Cristo abarca a muchos hermanos y hermanas.

Dios expresó su amor al enviar al Espíritu Santo a morar en nosotros. Cristo dijo que enviaría a una persona que fuera como El para tomar su lugar y habitar dentro de nosotros. ¡El no sólo nos amó sino que nos invistió de poder para amarlo y amar a los demás!

Dios expresa su amor controlando las circunstancias para nuestro bien y para su gloria. Romanos 8:28. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Pero pocos captamos en realidad el significado de que Él nos ama tanto como para hacer que todas las cosas obren para nuestro bien. Él está vivamente interesado e involucrado en todo lo que nos interesa y se relaciona con nosotros.

Dios expresa su amor hacia nosotros al estar involucrado a profundidad en todos los detalles de nuestra vida.

Dios expresa su amor hacia nosotros abriéndonos la puerta del cielo. Nosotros nada tuvimos que ver en el asunto, pero su Hijo continúa ocupado preparándonos un lugar en la casa de su Padre y nosotros podemos obtenerlo por la gracia de Dios.

Dios expresa su amor hacia nosotros por su presencia ininterrumpida en nuestra vida. Uno de los escritores sagrados lo expresa de esta manera: . . . porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré. Hebreos 13:5. Esa Presencia nos acompaña durante la muerte de nuestros seres queridos, durante las noches de insomnio por un hijo descarriado, durante los momentos después de recibir malas noticias de parte del médico, durante las épocas de necesidad económica. Con mucha frecuencia el dolor tan intenso nos impide estar conscientes de la realidad, pero eso no impide que Él esté presente.

Necesitamos ver cómo es ese amor ya que El anhela que nosotros expresemos esa misma calidad de amor hacia Él y hacia los demás. ¿Cómo es el amor de Dios? su amor es perfecto, es todo lo que puede ser. Su amor perfecto es un regalo, un obsequio. Nosotros no podemos ganárnoslo por nuestros méritos. El amor perfecto que Él nos obsequia es eterno. Necesitamos memorizar este versículo: Jeremías 31:3. Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. El amor de Dios jamás se extingue.
Pero va más allá. El amor perfecto y eterno que Dios nos obsequia incondicionalmente es sacrificado. Allí es donde interviene la cruz: De tal manera amó Dios al mundo que dio . . . El desea que nosotros tengamos ese mismo amor sacrificado hacia los demás. No importa si nos desprecian o no, debemos expresarles nuestro amor. Por supuesto que el origen sobrenatural de ese tipo de amor es el Espíritu Santo.

Si eso no fuera suficiente, el amor perfecto, eterno, sacrificado e incondicional que Dios nos obsequia es inconmensurable. El apóstol Pablo nos asegura que estamos arraigados y cimentados en amor, y que necesitamos ser plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de ese amor (Efesios 3:17-18).

Más adelante añade que ese amor excede a todo conocimiento (v. 19). Estoy convencido de que Pablo indica que aunque sea necesario captar todas las ramificaciones de ese amor perfecto en todos los órdenes, es inconmensurable; jamás podremos asimilar todas sus implicaciones. Su amor es inconmensurable. Pensemos en los adjetivos que describen su amor: perfecto, gratuito, eterno, incondicional, sacrificado, inconmensurable.

Hemos sido llamados a amar a Dios. Los varones judíos recitaban todas las mañanas y todas las noches el siguiente versículo: Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 6:5). Hemos de amarlo de todo corazón, (con todas nuestras emociones); de toda nuestra alma, (con toda nuestra personalidad); con todas nuestras fuerzas consumiéndonos en amor por El.

Y, ¿cómo logramos esas metas en la vida cotidiana? Por la obediencia. En Juan 14 el Señor nos recuerda en tres ocasiones que el amor significa obediencia. En esencia dice: "No me digan que me aman si deciden tolerar el pecado". Nuestro amor debe ser evidente por medio de una confesión instantánea cuando alguien nos señale nuestro pecado o nosotros lo descubramos. Es entonces cuando Él se convierte en el centro de mi atención y cuando toda mi energía emocional se dirige hacia Él.

Pero hay más. No sólo debo amar a Dios, sino que debo amarme a mí mismo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Marcos 12:31). Algunos dicen: "Eso refleja un espíritu altivo y egoísta", pero el mundo ha corrompido el concepto del amor propio y lo ha convertido en un lema: "Si yo no me preocupo por mí mismo, ¿quién lo hará?" La Biblia no enseña eso, sino un amor sano y limpio debido a que somos la obra maestra del Creador y dignos de ser amados. Eso se llama autoestima bien enfocada.

¿Sabe usted cómo puede decir alguien si en verdad se ama como Dios lo prescribe? Por la forma en que se trata a sí mismo. Si abusa de su cuerpo con el alcohol, el tabaco u otras drogas, o comiendo demasiado, no se ama tanto como para cuidar de su cuerpo. Satanás le dice: "No vale la pena que nadie te ame". Pero Dios ha dicho: "Tú eres mi obra maestra. Te he hecho merecedor de que mi Hijo muriera por ti; eres increíblemente valioso".

Necesitamos vernos tal y como Dios nos ve. Nuestro concepto de cuánto valemos no debe proceder de lo que otros piensen de nosotros sino de lo que Dios dice. Y según El somos la niña de sus ojos. No sólo hemos sido llamados a amar a Dios y amarnos a nosotros mismos, sino también a nuestro prójimo.

Quizá este sea el más difícil de los tres mandatos. En Juan 14, 15, 16 y 17 el Señor Jesús enfatizó que debemos amar a los demás pues así el mundo se convencerá de que somos cristianos. Cierto que algunos parecen ser más dignos de ser amados que otros, pero el amor no es una emoción, es una decisión.

Gracias a un acto de nuestra voluntad y con la ayuda del Espíritu Santo que mora en nosotros y nos capacita para decidirlo, podemos amar. Debemos preguntar a aquellos que no parecen muy dignos de nuestro amor. Algunos no pueden aceptar ser amados; se sienten incómodos con todo tipo de afecto.

A veces están tan heridos emocionalmente que tienen temor de ser amados; temen que demandemos amor de parte de ellos y están imposibilitados para amar debido a los daños emocionales que han sufrido. Pero el amor genuino no espera ser amado como respuesta, así que de todas maneras debemos amarlos.

El Señor no se limita a demandar que amemos a nuestros prójimos, sino también a nuestros enemigos. Este es un llamado sobrenatural y debemos depender de que el Espíritu Santo nos dé la capacidad para amarlos. Si creemos que el amor es un sentimiento, tenemos problemas ya que nuestros sentimientos son volubles y fluctúan.

Pero la decisión de hacer algo por los demás puede ser firme, a pesar de nuestros sentimientos. Cuando suena el despertador en una mañana fría y lluviosa, nos alistamos para ir a trabajar, nos guste o no nos guste. Por medio de un acto de nuestra voluntad hacemos a un lado las cobijas y ponemos los pies en el suelo. Con frecuencia, amar a otros demanda el mismo tipo de disciplina y determinación.

El amor es superior a las lenguas de los hombres tan estimadas por algunos corintios, y aun a las lenguas del cielo mismo. El lenguaje humano o angélico, por importante o exaltado que sea, es "como metal que resuena, o címbalo que retiñe"  (un ruido sin significado)  si no hay amor. Lo que edifica el cuerpo de Cristo no es la lengua elocuente, sino el amor sincero. La voz del amor es música dulce para los oídos de Dios.

Sin duda alguna los dones espirituales eran importantes, porque por medio de ellos se revelaba, se confirmaba y se enseñaba la voluntad de Dios. Los que poseyeron la fe milagrosa (la que podía mover montañas, Mateo 17:20) sanaron enfermos e hicieron otras maravillas para confirmar la palabra y avanzar la obra, pero estos dones no valían nada si no había amor. Si no había amor ¿con qué propósito se utilizaban? Los hermanos que fueron motivados por el amor usaron los dones para la gloria de Dios, para salvar almas y para edificar la iglesia.

Es muy posible hacer sacrificios personales y practicar toda clase de benevolencia con propósito malo (Mateo 6:1-18). Si ofreciéramos el cuerpo para ser quemado como hicieron los jóvenes hebreos (Daniel 3), sería completamente inútil si no fuéramos motivados por el amor bíblico. No hay nada que pueda sustituir el amor. Es indispensable. Dice Pedro, "Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrir  multitud de pecados" (1 Pedro 4:8).

En el Nuevo Testamento hay varias palabras que se usan y que en nuestro idioma se traducen "amor". Una de ellas es la palabra griega "filos" que se traduce amor, pero se refiere al amor filial, es decir, el amor entre familiares, amigos; la otra palabra que se usa es "eros" que también se traduce "amor", pero aquí se refiere al amor sensual, carnal; sin embargo, el término que usa el apóstol Pablo en 1 Corintios 13 es "ágape" que también se traduce "amor", pero aquí se refiere al amor incondicional, al amor que se entrega sin esperar recompensa, el amor que hace que la persona ponga sus recursos para bendición del prójimo y no esperar sacarle ventajas a la otra persona.

Cuando la Biblia dice que Dios nos amó, está diciendo que Dios puso todos los recursos del cielo para que los pecadores fuéramos beneficiados no sólo en esta vida, sino también en la eternidad. La Biblia dice en Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna"

Las Cualidades y la Conducta del Amor de acuerdo a lo que nos enseña la primera carta a los Corintios en capítulo 13.

Como persona. 1 Corintios 13:4-7 describe la "conducta" del amor verdadero. Pablo presenta el amor como si fuera una "persona". Al leer este texto nos conviene sustituir la palabra "amor" con el nombre nuestro. ¿Cómo es el amor verdadero? ¿Cómo es usted, cómo soy yo? Obsérvese también que cuando Pablo describe el amor, todas las características o cualidades nombradas tienen que ver con nuestra relación unos con otros.

Es sufrido. "Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta", ser paciente, sufrido, soportar, tener largura de ánimo, la longanimidad es aquella cualidad de dominio propio frente a la provocación que no toma apresuradas represalias ni castiga con celeridad; es lo opuesto a la ira, y está asociada con la misericordia". Proverbios 16:32. "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad". La persona sufrida tiene mucha paciencia con personas que no son razonables. 2 Pedro 3:15, "Tened entendido que la paciencia (longanimidad) de nuestro Señor es para salvación". Por lo tanto, "con toda humildad y mansedumbre soportándoos con paciencia (longanimidad) los unos a los otros en amor".

Es benigno, el amor activo, una disposición benigna de corazón, o de bondad en los hechos, no meramente bondad como una cualidad, sino la bondad en acción, una benignidad que se expresa en actuaciones concretas". Jesús dedicó su vida a los actos de bondad. Hechos 10:38. "Este anduvo haciendo bienes". Lucas 6:35. "Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y ser  vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque ‚él es benigno para con los ingratos y malos" El buen samaritano es un buen ejemplo de la benignidad (Lucas 10).

No tiene envidia. 1 Corintios 13:4. Hay otra palabra que se  traduce "envidia": "Phthonos, envidia, es el sentimiento de disgusto producido al ser testigo u oír de la prosperidad de otros". Esta segunda palabra significa "la envidia que desea privar al otro de lo que tiene, en tanto que el celo desea poseer lo mismo". Es obra de la carne (Gálatas 5:20), y evidencia de la carnalidad (1 Corintios 3:3). "Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación (confusión) y toda obra perversa" (Santiago 3:16). ¿Cuántos se sienten descontentos y aun mortificados por la prosperidad y otras ventajas de sus propios hermanos en Cristo? No quieren obedecer Romanos 12:15.

Recuérdense los ejemplos de envidia: los hermanos de José, el hermano mayor del hijo pródigo, los judíos que crucificaron a Jesús y persiguieron a los apóstoles (Mateo 27:18; Hechos 5:17,18; 13:45; 17:5). El amor verdadero (el cristiano verdadero) no tiene envidia.

No es jactancioso, no se envanece. Aunque pudiera hablar en lenguas no se jactaba, no se envanecía. “Phusioo”, hinchar, se usa de hincharse de orgullo, 1 Corintios 4:6, 18,19; 5:2; 8:1; 13:4; en Colosenses 2:18 se traduce 'hinchado. Había problema serio de esto en la iglesia en Corintio. No obedecieron la enseñanza de Romanos 12:3, "que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura".

Les preguntó Pablo, "Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" (1 Corintios 4:7). Aun los apóstoles cayeron en la tentación de querer elevarse unos sobre otros (Mateo 18:1-4; 20:20-25; Lucas 22:24-27). Uno de los requisitos para ser anciano tiene que ver con esto (1 Timoteo 3:6). Recordemos siempre que "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu" (Proverbios 16:18). Por estar envanecidos algunos hermanos no quieren confesar sus faltas unos a otros (Santiago 5:16). "Estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo" (Filipenses 2:3).

No hace nada indebido. "No se porta indecorosamente" (La Biblia de las Américas). Nunca es vergonzosa su conducta. "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza" (Apocalipsis. 16:15). Romanos 13:13, "Andemos como de día, honestamente" decentemente, "no en contiendas y envidia". 1 Tesalonicenses 2:12, "y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios", "a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada". Efesios 5:3,4, ".como conviene a santos". Los que tienen verdadero amor no practican cosas indecentes o indecorosas, que no convienen, que no son apropiadas para el cristiano. El amor no se porta indecorosamente.

No busca lo suyo. No es egoísta. El egoísmo es la causa de muchos pecados. Es el pecado que podemos ver fácilmente en otros pero difícilmente lo vemos en nosotros mismos. Romanos 15:1-3, "los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo". 1 Corintios 10:24, "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro". Filipenses 2:4, "no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros";  "porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús". Jesús enseña la abnegación de sí (Mateo 10:39; 16:24). El que tiene verdadero amor dedica su vida (su tiempo, su energía, sus recursos) a la causa de Cristo. 2 Corintios 8:5, "a sí mismos se dieron primeramente al Señor". 2 Timoteo 3:1,2, "vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos".

No se irrita, no guarda rencor ("no toma en cuenta el mal recibido"). No "lleva las cuentas" de las ofensas para poder recordarlas (para vengarse, o para vivir con amargura y resentimiento). Practica el dominio propio. "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad" (Proverbios 16:32). Si algún hermano quiere ser anciano de la iglesia no puede ser iracundo (Tito 1:7). No siempre se toma en serio el temperamento (genio) fuerte - aún se bromea acerca del hermano o hermana que se enoja fácilmente --  pero es asunto serio.

No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. No se regocija cuando alguien peca, no halla placer en el pecado de nadie, porque "toda injusticia es pecado" (1 Juan 5:17). Cristo murió para limpiarnos de toda injusticia (1 Juan 1:9). Los que poseen el verdadero amor saben que los que practican la injusticia no pueden heredar el reino de Dios (1 Corintios 6:10). "La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia" (Romanos 1:18).

¿Cómo, pues, puede el cristiano gozarse de la injusticia? Al contrario, se abstiene de toda forma de iniquidad (1 Tesalonicenses 5:22). La actitud del cristiano se expresa en Sal. 45:7; 119:104. Se goza de la verdad. La compra y no la vende (Proverbios 23:23). Ama la verdad (2 Tesalonicenses 2:10). Sabe que la verdad nos hace libres (Juan 8:32).

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. "Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrir  multitud de pecados" (1 Pedro 4:8). El que tiene verdadero amor enseña, exhorta, amonesta y corrige el mal. Practica la disciplina. No "pasa por alto" el pecado en la iglesia como si no existiera. No cierra los ojos al pecado. Pero es paciente, tolerante (2 Timoteo 2:24,25).

Como Jesús soportó a los apóstoles; como Pablo soportó a las iglesias; como nosotros mismos queremos que otros nos soporten. El amor cree y confía en sus hermanos. Cree lo mejor y no lo peor acerca de ellos. No es sospechoso. También espera lo mejor, espera que crezcan para hacer los cambios que deben hacer.

Que nuestro deseo y nuestro accionar sean conforme al perfecto amor del Padre Celestial, que es en Jesucristo y que ha sido revelado a nuestros corazones por medio del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios. Bendiciones.