Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

El siervo fiel y el siervo infiel°



Cristo quiere que la gente sea tan sabia en cuanto a los intereses de su alma como con los asuntos de la vida cotidiana. Que se apresuren a tener paz con Dios antes que sea demasiado tarde. Si un hombre halla que Dios está contra él por sus pecados, invoque a Dios en Cristo que reconcilia el mundo consigo mismo. Mientras estemos vivos tenemos oportunidad de alcanzar la misericordia y la salvación en Cristo Jesús. Ahora es nuestra oportunidad, en el tiempo presente, la decisión es personal y cada uno de nosotros elegimos nuestro destino final en la eternidad: el cielo o el infierno.

Lucas 12:35-40. Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.

Lucas 12:41-48. Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

El deseo del mensaje de hoy es que podamos ver a la luz de la Palabra de Dios si estamos de corazón siendo fieles a Dios o llevamos una vida doble de infidelidad. La venida de Cristo en un tiempo inesperado, no es una trampa ni un truco mediante el que Dios espera sorprendernos. Es más, Dios retarda su venida de manera que tengamos una mejor oportunidad para seguirle (2 Pedro 3:9. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento). Durante este tiempo, antes de su regreso, tenemos la oportunidad de vivir mostrando nuestras creencias y reflejando el amor de Jesús a medida que nos relacionamos con otros.

Las personas que se preparan para la venida de su Señor: no son hipócritas, sino sinceras; están dispuestas a testificar; no viven ansiosas, sino confían; no son ambiciosas, sino generosas; no son haraganas, sino diligentes. Haga que su vida se parezca más a la de Cristo, de manera que cuando El venga esté preparado para recibirle con gozo.

La mayoría de los seres humanos deseamos ir al cielo cuando terminen todos nuestros días en esta tierra. Hebreos 9:27. Dice que para el hombre (la humanidad entera) está establecido que muera una sola vez y luego el juicio. Pero la pregunta crucial de nuestra existencia, es si realmente estamos preparándonos para este encuentro con nuestro Creador y Salvador. ¿Estamos trabajando para alcanzar esa meta como buenos hijos y siervos del Señor? ¿Cómo estamos viviendo nuestras vidas? ¿Cómo verdaderos discípulos de Cristo que conforme a las enseñanzas de la Palabra de Dios manejan todos los asuntos? Podemos tratar de engañar a los que nos rodean, a nuestros amigos, a nuestros familiares, a nuestros compañeros de trabajo y estudio, a nuestros vecinos y aún tratar de engañarnos a nosotros mismos, pero a Dios no lo podemos engañar, él nos hizo, él nos creó, el conoce lo más oculto de nuestro ser y de nuestro corazón, el conoce las verdaderas intenciones que nos mueven para hacer las cosas.

Mateo 7:13-14. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:15-20. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

Mateo 7:21-23. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Mateo 7:24-29. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Al contemplar las multitudes que le seguían para oírle, Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran de la hipocresía, es decir, aparentar bondad cuando sus corazones se hallan lejos de Dios. Los fariseos no podían mantener sus actitudes ocultas para siempre. Su egoísmo crecería como levadura y muy pronto quedarían expuestos a lo que en verdad eran: impostores hambrientos de poder, líderes religiosos sin devoción. Es fácil enojarse ante la evidente hipocresía de los fariseos, pero cada uno debemos resistir la tentación de simular espiritualidad y santidad cuando nuestros corazones están lejos de Dios.

El temor a la oposición o al ridículo puede debilitar nuestro testimonio por Cristo. Muchas veces nos adherimos a la tranquilidad y a la comodidad, aun a riesgo de nuestro andar con Dios. Jesús nos recuerda aquí que debemos temer a lo eterno, no a lo temporal ni sus consecuencias. No permita que el temor a una persona o a algún grupo impida su verdadera devoción y amor por Cristo. Otras personas nos evalúan y categorizan según actuamos, qué logramos y cómo nos vemos. Pero el amor de Dios nos da la base real para nuestra valía, le pertenecemos, nos creó, nos perdonó, nos redimió por la sangre de Cristo, nuestro Señor murió y resucitó para darnos vida eterna a los que hemos creído en Él.

Juan 14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Mat 22:34-40. El gran mandamiento. Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Negamos a Jesús cuando esperamos que nadie se entere que somos cristianos, cuando decidimos no defender lo bueno, cuando callamos en cuanto a nuestra relación con Dios, cuando aceptamos los valores y creencias que el mundo nos ofrece y que son contrarios a las enseñanzas dela Palabra de Dios. Por contraste, lo reconocemos cuando: llevamos vidas que honran a Cristo y sus enseñanzas, cuando buscamos oportunidades para testificar de nuestra fe a otros, cuando ayudamos a los necesitados, cuando salimos en defensa de la justicia, cuando amamos a otros, cuando tomamos en cuenta nuestra lealtad a Él, cuando usamos nuestra vida y recursos para llevar a cabo sus deseos antes que los nuestros.

Juan 14:23.  Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Jesús nos prometió a sus discípulos que el Espíritu Santo estaría con nosotros y nos enseñaría las verdades del reino de los cielos a través de la Palabra de Dios. El testimonio de los discípulos mostraría la obra de Dios en el mundo mediante la vida de Jesús en sus corazones junto con la presencia y el poder del Espíritu Santo. Necesitamos orar para para que se nos abran puertas para predicar el evangelio de Dios y luego confiar en Él para que nos ayude con nuestras palabras. Debemos tener presente que estos discípulos tenían tres años de enseñanza y aplicación práctica. Debemos estudiar la Palabra de Dios y practicarla en todo momento y lugar. Luego Él nos hará recordar sus verdades cuando más las necesitemos, ayudándonos a presentarlas en la forma más eficaz.

El Señor Jesucristo ha prometido recompensar a quienes son fieles a Él. Algunas veces experimentamos premios inmediatos y materiales por nuestra obediencia a Dios, pero esto no siempre es así. Si las recompensas materiales vinieran luego de cada obra fiel, estaríamos tentados a alardear de nuestros logros y hacer lo bueno solo por lo que ganaremos. Jesús dice que si buscamos recompensas ahora, las perderemos después (Marcos 8:34-38. Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles). Nuestro galardón celestial será mucho más grande de lo que podríamos imaginar.

El Señor Jesucristo nos dijo cómo vivir hasta que El venga. Debemos esperarlo y trabajar con diligencia, obedeciendo sus mandamientos. Estas actitudes son muy necesarias en los discípulos, en los verdaderos hijos de Dios quienes debemos estar alertas y fieles. Recibiremos oportunidades y muchas responsabilidades que irán en aumento. A mayores recursos, talentos y conocimientos, mayor responsabilidad para usarlos con eficiencia. Dios no nos responsabilizará por dones que no nos ha dado, pero todos tenemos suficientes dones y capacidades como para mantenernos ocupados hasta que El vuelva.

Jesús reveló que su venida muchas veces acarrea conflicto. El demanda una respuesta, de modo que algunos decidan seguirle y otros se nieguen a hacerlo. Con Jesucristo no hay términos medios. La lealtad debe declararse y la entrega llevarse a cabo aunque algunas veces se afecten otras relaciones. ¿Ha arriesgado la aprobación de su familia a fin de ganar la vida eterna?

A quién se debe temer. Lucas 12:4-7. Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

El que me confesare delante de los hombres. Lucas 12:8-12. Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.

El reino de Cristo es espiritual, y no es de este mundo. El cristianismo no se mete en política; obliga a todos a obrar con justicia, pero el poder mundano no se fundamenta en la gracia. No estimula las expectativas de ventajas mundanas por medio de la religión. Las recompensas de los discípulos del Señor Jesucristo son de naturaleza espiritual. La avaricia es un pecado del cual tenemos que estar constantemente precavidos, porque la salvación y la vida eterna no dependen de la riqueza de este mundo. Las cosas del mundo no satisfacen los deseos del alma ni mucho menos nos pueden servir para acceder a la presencia de Dios. Erramos si pensamos que nuestros pensamientos pecaminosos, egoístas, avaros y mundanos se pueden ocultar ante Dios.

El rico insensato. Lucas 12:13-21. Le dijo uno de la multitud: Maestro, dí a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Cristo es nuestro Maestro, y nosotros Sus siervos; no sólo siervos que trabajan, sino siervos que esperan. Debemos ser como hombres que esperan a su señor, que se sientan a esperar mientras él sigue afuera, preparados para recibirlo. En esto alude Cristo a su ascensión al cielo, su venida para reunir junto a Él su pueblo por la muerte, y segunda venida a juzgar al mundo. No tenemos certeza de la hora de su venida; por tanto, debemos estar siempre preparados. Si los hombres cuidan diligentes sus casas, seamos nosotros igualmente sabios con nuestras almas. Por tanto, estad vosotros preparados también; velando como lo haría el buen padre de familia si supiera a qué hora viene el ladrón.

Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

El Reino de Dios debe ser nuestra necesidad primaria porque de eso depende que el Señor Jesucristo tome el primer lugar de Señor y Rey en nuestras vidas. Él debe controlar cada aspecto: trabajo, distracciones, planes, relaciones. La voluntad de Dios para nuestras vidas es buena, agradable y perfecta ¿Es el Reino solo uno de sus muchos intereses o es el centro de todo lo que hace? ¿Oculta algunos asuntos de su vida para evitar que estén bajo el control de Dios? Como su Señor y Creador, a Él le interesa ayudarle, satisfacer sus necesidades, así como también le guía para que sepa cómo usar lo que Él le da.

Tesoro en el cielo. Lucas 12:32.  No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Todos tienen que tomar en serio lo que Cristo dice en su palabra e indagar al respecto. Nadie es dejado en tanta ignorancia como para no saber que muchas cosas que hace, y desprecia son buenas; por tanto, nadie tiene excusa en su pecado. Nosotros debemos ser diligentes para dar a conocer la verdad del evangelio de Dios, porque aunque se susciten divisiones y la propia familia del hombre sea su enemiga, aún así, los pecadores se convertirán y Dios será glorificado. Bendiciones.

La gloria de Dios°



Jeremías 33:3. Reina-Valera 1960. Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Jeremías 9:23-24. La Biblia de las Américas.  Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.

Jeremías 29:11-14. La Biblia de las Américas. “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros” —declara el Señor— “planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. “Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. “Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. “Me dejaré hallar de vosotros” —declara el Señor— “y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé” —declara el Señor— “y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro.”

La Biblia muestra claramente que es posible que un verdadero discípulo de Jesucristo vea y entienda la gloria de Dios. Ciertamente, nuestro Señor revela su gloria a todo aquel que la pide y busca diligentemente. Yo creo que la revelación de la gloria de Dios viene para equipar al pueblo de Dios, a su iglesia, la que fue redimida por la sangre de Cristo, la que el Señor conoce, a la iglesia a la que ha comisionado para hacer la obra del ministerio que es la predicación del evangelio, la edificación del cuerpo de Cristo para hacer la obra del ministerio que es la salvación de almas, porque muchos se dicen ser cristianos pero realmente no viven vidas de santidad, amor y obediencia a Dios de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia.

Mateo 7:21-23 (RVR1960). No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Juan 14:15 (LBLA). Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.

Pablo declara que esa revelación es "...para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados." (Hechos 20:32).

Contrario a la creencia de algunos cristianos, la gloria de Dios no es una manifestación física. Tampoco es un aura sobrenatural o luz angelical. Sencillamente, la gloria de Dios es una revelación de su naturaleza y atributos!

El Señor mismo define Su gloria de esta manera en las escrituras. Por lo tanto, cuando oramos, "Señor, muéstrame tu gloria," en realidad estamos orando lo siguiente, "Padre, revélame quien eres." Y si el Señor nos da una revelación de su gloria, es una revelación de cómo Él quiere ser conocido por nosotros.

La experiencia de Moisés con la gloria de Dios demuestra esta verdad. El Señor envió a Moisés a libertar a Israel sin haberle dado una plena revelación de quien era el Dios de Israel. El Señor solo le dijo, "Ve, y diles que YO SOY te envió." Pero El no di explicación de quien era "YO SOY."

Yo creo que por eso Moisés clamo, "...Te ruego que me muestres tu gloria." (Éxodo. 33:18). Moisés tena hambre y sed insaciable por conocer quién era el YO SOY por conocer su naturaleza y carácter. Y el Señor contesta la oración de Moisés. Primero, Él le dijo a Moisés que se escondiera en la grieta de una roca. Sin embargo, mientras Moisés esperaba que apareciera la gloria de Dios, el no vio truenos, ni relámpagos, ni temblor de tierra. Mas bien, la gloria de Dios se manifestó en una revelación sencilla: Éxodo 34:6-7. (LBLA) Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.

Ahora bien, Dios solo revela su poder y gloria con un propósito. Así que, cuál fue su propósito? Con toda certeza no fue para darle a Moisés un momento de éxtasis. Y no era para darle un legado, algo que contarle a sus hijos y nietos. Dios permitió que Moisés viera Su gloria para que el fuera cambiado por ella! Y lo mismo se aplica a nosotros hoy. Dios nos revela Su gloria para que, al verla, seamos cambiados en Su propia imagen!

Hoy, Jesucristo es la imagen de quien Dios es. Cuando nuestro Señor se hizo carne, fue una revelación plena de la misericordia, gracia, bondad y deseo de perdonar del Padre celestial. Dios envolvió toda su naturaleza y carácter en Jesús. Y cualquier revelación de Su gloria es para cambiarnos a la imagen de Cristo y poder hacer la obra del ministerio que es el alcanzar las almas para la salvación por medio de la predicación de evangelio y la unción del Espíritu Santo!

El apóstol Pablo entendió muy bien el propósito y efecto de ver la gloria de Dios. El la apreciaba para cambiar a las personas, para revolucionar la vida de todo seguidor de Cristo. "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor." (2 Corintios 3:18).

Pablo nos dice, "Una vez que recibas esta revelación de la gloria de Dios el Espíritu Santo abrirá tus ojos para que aprecies más de estos aspectos de naturaleza y carácter de Dios. Tendrás una revelación de Dios en aumento, en la forma en que él quiere ser conocido por ti!" Entonces Pablo dice en un tono mucho más fuerte: "Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación para su conocimiento; Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su vocación, y culés las riquezas de la gloria de su herencia en los santos," (Efesios 1:17-18).

Dios nos quiere decir, "Moisés entendió mi gloria, y ahora quiero que tú la entiendas. Quiero abrir tus ojos por mi Espíritu para mostrarte quién soy. No soy tan solo un Dios de ira y juicio. Mi naturaleza es amor!" Efesios 3:17-19 (LBLA). De manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor, seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Pablo nos dice, "Permite que esta revelación de la gloria de Dios sea tan real para ti que seas arraigado y cimentado en él. Sigue buscándole, estudiándole, clamándole, y apropiándolo en tu vida hasta que la visión de la gloria de Cristo resplandezca en ti! Mientras permanezcas en la palabra, buscando la revelación de Su gloria, serás cambiado. Y seguirás cambiando de gloria a gloria!"

Cuando Moisés vio esta revelación de la gloria de Dios que él es bueno, amante, lleno de gracia y perdonador rápidamente cayó de rodillas y adoró. Éxodo 34:8. (LBLA) Y Moisés se apresuró a inclinarse a tierra y adoró.

La revelación de la naturaleza de Dios abrumó a este hombre. El vio cuán misericordioso, y paciente Dios es con sus hijos, incluso con un pueblo terco e idólatra que le había ofendido. Moisés está tan movido por esta revelación que salió de la grieta de la roca, se tiró a tierra y adoró!

Es importante notar que esta es la primera vez que se menciona a Moisés adorando. Antes de esta revelación de la gloria de Dios, lo encontramos orando e intercediendo, gimiendo y rogándole a Dios por Israel, hablando con él cara a cara.

Yo creo que este verso dice mucho a la iglesia hoy. Dice que un cristiano puede orar diligentemente sin adorar. Ciertamente, es posible ser una persona que ora mucho y un intercesor y no ser un adorador de Dios. Puedes pedir por tus hijos inconversos, orar por la necesidad de la iglesia, ser santo y humilde y nunca adorarle verdaderamente!

La adoración es una expresión de gratitud. Reconoce como debimos ser destruidos por nuestros pecados, mereciendo la ira de Dios por nuestras fallas y culpas pero al contrario, Dios se acercó a nosotros con una gran revelación, "Aún te amo!"

Moisés podía adorar aunque él no tenía muchas esperanzas para Israel. Él sabía que el pueblo estaba expuesto a descarriarse que ellos escondían ídolos traídos de Egipto. Aunque Moisés haba convencido a Dios que los perdonara después de su idolatra al becerro dorado, ahora él pensara, "Cómo podré mantener a este pueblo unido? Por cuánto tiempo soportar Dios su lujuria y murmuración? Hasta cundo permanecer Su paciencia?"

Parecerá como si la petición de Moisés a favor de Israel fuera ms compasiva que el sentir de Dios por Su pueblo. Pero la realidad es que Dios no tena intención de destruir a Su pueblo. Ya él tena sus promesas en mente para ellos. Esta era una "prueba de misericordia" para Moisés.

Esta fue la revelación! Y esto di paz al corazón de Moisés. Ciertamente, mientras adoraba, comenzó apropiarse de la gloria que Dios le revelaba: "La misericordia de Dios nos guía! Él es paciente y nos perdona.

Inmediatamente, Moisés comenzó a orar, Éxodo 34:9 (LBLA) Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia ante tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros, aunque el pueblo sea de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por posesión tuya. Este pasaje comprueba que la revelación de la misericordia de Dios es parte integral de la adoración! La revelación de la gloria de Dios debe ser la fuente de toda adoración.

Dios revela su gloria en Cristo para que la apropiemos! Es nuestro derecho, y el propósito es que lo demandemos. Cuando Pablo dice, "No desecho la gracia de Dios..." (Gálatas 2:21), él quiere decir, "No anular la oferta de misericordia de Dios rechazándola!" Aquellos que realmente adoran a Dios demandan la bendición de sus promesas. Ellos ven la gloria de su amor en Cristo y ellos toman esa gloria, para sanar y establecer sus almas!

"Y vean los hijos de Israel el rostro de Moisés, que la tez de su rostro era resplandeciente; y volva Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con El." (Éxodo 34:35). El semblante de una persona es la expresión de lo que hay en su corazón. Y el rostro de Moisés simplemente reflejaba la gloria de Dios en su alma!

Puedes pasar todo el tiempo que quieras en la presencia de Dios. Pero es un asunto completamente diferente cuando su gloria es revelada. Pablo testificó, "...Dios me haba apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara..." (Gálatas 1:15-16).

La revelación de la gloria de Dios es ciertamente maravillosa. Sin embargo, muchos han convertido esa revelación en una licencia para pecar. Judas describe a estas personas de la siguiente forma "...cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo..." (Judas 4).

Según Pablo, tales personas pecan "para que la gracia abunde." En esencia están diciendo, "Si a Dios le agrada expresarse a través de la misericordia y el perdón, entonces le voy a dar toda oportunidad. Voy a pecar y que l me siga amando, para que la gracia fluya. Que testimonio al mundo ser este. Ser objeto de todo ese amor descendiendo del cielo!"

Por otro lado, los pecadores más endurecidos pueden reconocer cuando has "estado con Jesús." ¿Cómo lo saben? "Eres diferente. Te conduces con humildad. Y nada acerca de ti está escondido. No tienes cosas escondidas, en tus ojos no hay secretos. No pareces llevar resentimientos o amarguras. Si fuera así, yo lo supiera. Tu vida es un libro abierto!" Para aquellos que se han apropiado de la gloria de Dios son cambiados todos los das. Su semblante es cada vez más como el de Jesús!

Hoy en día, tenemos algo mucho más glorioso que Moisés. En realidad, tocamos y palpamos la gloria de Dios. "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida;" (1 Juan 1:1). Juan estaba diciendo, "Dios nos reveló la plenitud de su gloria en Cristo. Vimos su gloria en una persona. Y hablamos con él. Hasta le tocamos!"

Hoy no solamente vemos la plenitud de la gloria de Dios pero ahora habita en nosotros! Su gloria brilla en nuestros corazones: "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo." (2 Corintios 4:6)

Pablo está diciendo, "Jesucristo, Dios hecho carne, representa todo lo que Dios es. Y como sabemos que Dios es bondad, amor, misericordia, gracia, y paciencia, también podemos estar seguros que esta es la naturaleza de Cristo. Como Jesús vive en nuestros corazones, sabemos que la gloria de Dios no está en el espacio. No la plenitud de su gloria está en nosotros, a través de la presencia de Cristo!" "Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó." (Tito 2:11). ¿Quién es esta gracia? Es Jesucristo lleno de misericordia, bondad y amor!

"Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, y justa, y puramente," (verso 12). Pablo nos dice, "Esta gracia que habita en él es la revelación de la bondad de Cristo. Y si tu permaneces en él, su revelación te guiar a una vida santa! Te enseñará misericordia, gracia, ternura, y perdón!"

Una vez que recibimos esta revelación de la gloria de Dios, no podemos continuar en nuestra manera de tratar a los demás. Eso debe cambiar! Pablo amonesta, "Si el Señor te ha mostrado cuán tierno, bondadoso y amante él es contigo, entonces debes mostrar este mismo carácter de Dios a los demás." "Toda amargura, y enojo, e ira, y voces, y maledicencia sea quitada de vosotros, y toda malicia: Antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó en Cristo." (Efesios 4:31-32).

Dios nos está diciendo a través de Pablo, "Has visto mi gloria, y conoces mi naturaleza y carácter que soy misericordioso, paciente, y listo para perdonar. Ahora, quiero que le expreses a otros quién yo soy!" Aunque Moisés tuvo una revelación de la gloria de Dios, el di una mala representación al pueblo. Él se impacientó con Israel por su desobediencia y golpe la roca con ira, como quien dice, "Grupo de tercos rebeldes!"

Encontramos otra ilustración en una de las parábolas de Jesús. l habla de un siervo a quien su amo le perdón una gran deuda. El amo le mostró increíble bondad, gracia y perdón. Tan pronto el siervo fue perdonado, se encontró con un hombre que tena una pequeña deuda con él y comenzó a ahorcar a su deudor hasta que este pagase. El mismo que haba experimentado gran amor y perdón no mostró misericordia!

Esto se suma en el mandamiento de Pablo, "Sed misericordioso con los demás, como yo he sido misericordioso contigo." La palabra "misericordia" sale del griego. El significado completo de la palabra es, "tomar la tristeza de otro, con la intensión de ofrecerle consuelo y alivio." Ser misericordioso significa tomar el dolor de otro!

Esto es exactamente lo que nuestro Señor hace por nosotros. ¿Cuantas veces Jesús ha tomado tu tristeza y sufrimiento, dándote a cambio, consuelo, descanso y perdón? ¿Cuantas veces, cuando no lo merecías, él ha enjugado tus lágrimas y te ha hablado con una voz bondadosa? Él lo ha hecho una y otra vez!
La palabra "compasión" significa "ser afectado, tocado por la tristeza de otros y tomar la determinación de hacer algo por el asunto." Esto no significa que te vas acercar a alguien en pecado, y le vas a decir, "Tengo una palabra del cielo para ti, hermano. Tienes pecado en tu vida!"

Si has tenido una revelación de la gloria del Señor, sabes lo que significa probar su amor, misericordia y perdón. Y eres cambiado por esa gloria. Ahora el Señor nos dice: toma esa gloria y brilla en el mundo a tu alrededor. Es tiempo para actuar en amor, como el Señor ha hecho continuamente por ti y por mí. Bendiciones.