Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Para que Dios usa las pruebas en nuestras vidas°


Hechos 14:22. La Biblia de las Américas (LBLA). Fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

Aprendemos a caminar día a día, seguros en el amor de Dios, aún en medio de las pruebas, aún en medio de las circunstancias que estemos enfrentando, aún en medio de la prosperidad y de las bendiciones que nos sean otorgadas, para no apartarnos de Dios y que se nos olvide quien es realmente nuestro Creador, nuestro Señor y Salvador, aquel a quien vamos a dar cuentas cuando partamos de esta tierra y que sean abiertos nuestros ojos y nuestros sentidos espirituales para comprender y entender que hemos sido llamados a rendir todo nuestro ser, al Hijo de Dios, que seamos llenos de su Presencia y de su gracia; lo que espera Dios de nosotros, es que Cristo sea formado en nosotros y que se manifieste su carácter en nosotros por medio de la regeneración que obra el Poderoso y Amoroso Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros.


Gálatas 4:19. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes.

Todos los que hemos creído en el Señor Jesucristo como Dios y Señor, tenemos la necesidad de ser confirmados en la fe renacida en nuestros corazones por medio de la Palabra y por la presencia y el poder del Espíritu Santo; todos los que estamos plantados en Jesucristo tenemos que tener raíces bien profundas en Dios y dar los frutos buenos que el Señor espera de cada uno de nosotros.

Efesios 2:10. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

El trabajo de los ministros de Dios tiene como objeto establecer a los santos, así como para despertar a los pecadores. La gracia de Dios establece efectivamente los ánimos de los discípulos. Dios nos exhorta a que permanezcamos en la fe, que nos fortalezcamos en Cristo, a que nos animemos unos a otros a fin de perseverar en la fe que nos ha sido dada en Jesucristo.

Efesios 4. Traducción en lenguaje actual (TLA). Él fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. Así seremos un grupo muy unido y llegaremos a tener todo lo que nos falta; seremos perfectos, como lo es Cristo, por conocer al Hijo de Dios y por confiar en él.

Lucas 22:31-32. Traducción en lenguaje actual (TLA). ¡Manténganse firmes! Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha dado. Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que te mantengas firme. Por un tiempo vas a dejarme solo, pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí.

Dios usa las pruebas y las tribulaciones para prepararnos y formarnos, no para señalar o criticar nuestros fracasos, ni para condenarnos (Romanos 8:1. La Biblia de las Américas (LBLA). No hay condenación para los que creen. Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu). Recordemos ahora que Dios quiere que nosotros triunfemos en cumplir su llamado, en buscar y hacer su voluntad para nuestras vidas.

Salmos 139:16. Nueva Traducción Viviente (NTV). Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.

El desea purificarnos a fin de que nuestro futuro sea fructífero, Dios está con nosotros, no contra nosotros, Dios es omnipotente, sus perspectivas son eternas, Él puede ver y entender todas las cosas, tanto más que los seres humanos más capaces. Él tiene un plan, un Reino y unos propósitos eternos que cumplir. Podemos escoger ser parte con El en tal cumplimiento, pero para hacerlo vamos a tener que confiar en El para cualquiera que sea el papel que nos otorgue desempeñar, ya que los dones y llamamientos son irrevocables; Dios nos pedirá cuentas por administración a cada ser humano que fue creado. 

Romanos 11:29. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables.

Jeremías 29:11-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra”.

Dios también nos promete que nunca nos dejará, ni nos desamparará, que será nuestro pronto auxilio en las tribulaciones; por consiguiente necesitamos colocar nuestra confianza en Dios. Así como le sucedió a José en medio de sus pruebas. Dios también estará con nosotros, sin importar las circunstancias, jamás seremos separados de su inmenso amor. Puede que usted haya sufrido mucho por su entrega devota a Cristo; sin embargo, escuche las palabras animadoras a Pedro: 1 Pedro 4:13-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo. Si los insultan porque llevan el nombre de Cristo, serán bendecidos, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.

La reprensión y corrección de Dios nos moldea. Es importante recordar que José no hizo nada malo para que todas esas pruebas vinieran sobre él. La Biblia no nos relata que José se revelara o pecara contra Dios. Algunas veces nuestro propio egoísmo y pecado puede acarrear las pruebas y adversidades sobre nuestras vidas. Esto no es lo mismo que sufrir por la causa de Cristo. No habrá remuneración por los sufrimientos que nos acarreamos sobre sí mismos. Cuando María, la hermana de Moisés habló contra él y fue herida de lepra, ese no fue un sufrimiento por la causa de Dios (Capítulo 12 de Números). Cuando Jonás pasó tres días en el vientre de una ballena, se debió a su propia rebelión (Capítulo 1 de Jonás). Cuando Ananías y Safira cayeron muertos a tierra, fue causa del resultado directo de sus propias acciones (Hechos 5:1-11).

Si somos precipitados y desobedientes o codiciamos posiciones de poder para las cuales Dios no nos ha llamado, sufriremos por nuestra propia codicia carnal. Si nuestras ambiciones y pasiones terrenales controlan nuestro buen juicio o si intentamos exaltarnos a sí mismos por sobre la verdad escritural, es posible que tengamos que padecer de terribles problemas. Somos amonestados por las Santas Escrituras a ser diligentes a fin de evitar ser castigados por nuestra propia maldad: “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1 Pedro 4:15. RVR1960).

No obstante, aún cuando hayamos pecado voluntariamente contra Dios, no todo está perdido. El puede y desea librarnos, si nos arrepentimos sinceramente (renunciamos a nuestros pecados y nos volvemos de ellos, si los abandonamos). Nuestros fracasos pueden acarrearnos sufrimientos innecesarios sobre sí o sobre nuestros seres amados. Sin embargo, Dios puede utilizar el peor de los fracasos de nuestras vidas para ayudarnos en el proceso de formación, para transformarnos. Su castigo y disciplina, agregado a nuestra actitud de reacción, también nos formarán.

Dios en su infinita misericordia, puede redimir y usar aun nuestros fracasos. Él es digno de toda alabanza por su gran misericordia para perdonar y por su gracia redentora. Pero tampoco debemos olvidar la brevedad de la vida y que no podemos jugar con su gracia. Esto quiere decir, que hoy es todo lo que tenemos, mañana puede ser tarde. ¡Hoy es el día de salvación!

Deuteronomio 30. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Promesa de Restauración. “Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde el Señor tu Dios te haya desterrado, y vuelvas al Señor tu Dios, tú y tus hijos, y Le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, entonces el Señor tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el Señor tu Dios te haya dispersado. Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el Señor tu Dios te recogerá y de allí te hará volver. Y el Señor tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus padres.

“Además, el Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. El Señor tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás a escuchar la voz del Señor, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 

Entonces el Señor tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el Señor de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, si obedeces a la voz del Señor tu Dios, guardando Sus mandamientos y Sus estatutos que están escritos en este Libro de la Ley, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

“Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?’ Ni está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?’ Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes.

“Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy te ordeno amar al Señor tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla.

Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, Yo les declaro hoy que ciertamente perecerán. No prolongarán sus días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando Su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”

Aunque te parezca sin sentido o algo loco, la verdad es que no hay nada mejor que estar en medio de las pruebas, porque es ahí donde conocemos a Jesucristo en espíritu y en verdad. Es ahí en el medio del dolor, de la tristeza, de la desesperación, de la angustia, de lo que creemos que es imposible y que ya no tiene solución, donde Dios nos muestra que para El no hay nada imposible, es ahí donde vemos el Dios todo poderoso, manifestándose de una manera sobrenatural. El Señor Jesucristo quiere que tú y yo ,no solamente lo conozcamos a través de la necesidad, sino que también lo conozcamos como el Dios de Poder, de amor y de misericordia.

El mismo que se manifestó en Elías, Job, David, Pablo, Pedro, Juan y así en otros grandes siervos y siervas de Dios, de la misma forma que ellos conocieron a Dios, de esta misma forma es la que quiere Dios que lo conozcamos, pero solamente lo conoceremos a través de las pruebas. Cada prueba que pases, significara que has avanzado un nivel espiritual de madurez. No sé en qué nivel espiritual te encuentras, eso solamente lo sabe Dios y es que el Señor Jesucristo quiere promoverte a niveles espirituales superiores más grandes de lo que ahora estas.

El propósito de alcanzar niveles espirituales superiores, es para que podamos conocer a Dios en todos nuestros caminos. La verdad es que Jesús no va a llevar a nadie al cielo, sin asegurarse antes de que lo amemos de verdad. Las pruebas examinan nuestro corazón, examinan nuestro amor y nuestra confianza en Jesucristo. Job fue probado de todas las formas posibles, fue probado en las finanzas, en la familia (esposa e hijos) y en la salud (muerte); estos son tres áreas en las que somos probados como hijos de Dios: como cristianos.

Job soporto las pruebas, no maldijo el nombre de Dios en ningún momento, él sabía que había un propósito detrás de todo lo que estaba pasando. Al pasar la prueba, Dios le devolvió toda en doble porción y Job dijo a Dios lo siguiente: Job 42:5. RV1960. "De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven". Es este nivel espiritual que quiero que tú y yo nos encontremos. Pero para eso tú y yo tenemos que pasar las pruebas que Dios nos pone en la vida. Dios nos probará si en verdad lo amamos, si lo amas más que a tu cónyuge (tu esposa o esposa), más que a tus hijos, más que a tus pertenencias, más que a tu trabajo o profesión, más que a tu salud y todo lo que tu corazón ama.

Cada prueba que tu pases, veras a Cristo más cerca de ti, lo conocerás profundamente y es lo que anhela Dios para nuestras vidas y debemos tener presente que por cada prueba que pasemos hay bendiciones de parte de Dios para nuestras vidas.

Dejemos que en este momento sea el Padre Celestial, por medio de su Espíritu Santo, a través de su Palabra eterna, que nos ministre en nuestro ser interior para ser fortalecidos con todo poder con forme a la potencia de su gloria, para llevar a cabo lo que él desea para nuestras vidas y a través de ellas.

2 Timoteo 4: 7-8. (RV1960). He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Job 1:21. (RV1960). Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó; bendito sea el nombre del SEÑOR. 

2 Corintios 1:3-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Dios nos ayuda en las dificultades y sufrimientos. ¡Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda. Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas.

Nosotros sufrimos mucho, así como Cristo sufrió. Pero también, por medio de él, Dios nos consuela. Sufrimos para que ustedes puedan ser consolados y reciban la salvación. Dios nos ayuda para que nosotros podamos consolarlos a ustedes. Así ustedes podrán soportar con paciencia las dificultades y sufrimientos que también nosotros afrontamos. Confiamos mucho en ustedes y sabemos que, si ahora sufren, también Dios los consolará.

Hermanos en Cristo, queremos que conozcan los problemas y sufrimientos que tuvimos en la provincia de Asia. Fueron tan tremendos que casi no pudimos soportarlos, y hasta creímos que íbamos a morir. En realidad, nos sentíamos como los condenados a muerte. Pero eso nos ayudó a confiar en Dios, que puede hacer que los muertos vuelvan a la vida, y no a confiar en nosotros mismos. Dios nos protegió de grandes peligros de muerte, y confiamos en que él nos seguirá cuidando y protegiendo. Por favor, ayúdennos orando por nosotros. Si muchos oran, muchos también serán los que den gracias a Dios por su ayuda, y por todo lo bueno que él nos da.

Romanos 8:18-39. Traducción en lenguaje actual (TLA). Un futuro maravilloso. Estoy seguro de que los sufrimientos por los que ahora pasamos no son nada, si los comparamos con la gloriosa vida que Dios nos dará junto a él. El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos. Pues todo el mundo está confundido, y no por su culpa, sino porque Dios así lo decidió. Pero al mundo le queda todavía la esperanza de ser liberado de su destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los hijos de Dios. Nosotros sabemos que este mundo se queja y sufre de dolor, como cuando una mujer embarazada está a punto de dar a luz.

Y no sólo sufre el mundo, sino que también sufrimos nosotros, los que tenemos al Espíritu Santo, que es el anticipo de todo lo que Dios nos dará después. Mientras esperamos que Dios nos adopte definitivamente como sus hijos, y nos libere del todo, sufrimos en silencio. Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene? Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.

Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo. Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere.

Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. Desde el principio, Dios ya sabía a quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo, para que éste sea el Hijo mayor. A los que él ya había elegido, los llamó; y a los que llamó también los aceptó; y a los que aceptó les dio un lugar de honor.

¡Cuánto nos ama Dios!

Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. Como dice la Biblia: «Por causa tuya nos matan; ¡por ti nos tratan siempre como a ovejas para el matadero!»

En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Bendiciones.

La compasión de Dios°


Mateo 9:35-38. Traducción en lenguaje actual (TLA). Jesús tiene compasión de la gente. Jesús recorría todos los pueblos y las ciudades. Enseñaba en las sinagogas, anunciaba las buenas noticias del reino de Dios, y sanaba a la gente que sufría de dolores y de enfermedades. Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. ¡Parecían un rebaño de ovejas sin pastor! Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más.



Veamos la definición de compasión, misericordia: - verbo rajam (µj'r;, 7355) -, «tener compasión, ser misericordioso, sentir lástima». Las palabras que se derivan de esta raíz se encuentran 125 veces en todas partes del Antiguo Testamento. El radical también se halla en asirio, acádico, etiópico y arameo. Una vez el verbo se traduce «amor»: «Te amo, oh Jehová» (Salmos 18:1. Traducción en lenguaje actual (TLA). ¡Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas!).

Rajam también se encuentra en la promesa que Dios hace a Moisés de declararle su nombre: «Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente» (Éxodo 33:19. RVR60). Por eso oramos: «Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas» (Salmo 25:6. RVR60); y también Isaías profetiza la restauración mesiánica: «Con gran compasión te recogeré, pero con misericordia eterna me compadeceré de ti, dice tu Redentor Jehovah» (Isaías 54:7-8. RVA).

En la Biblia es una cualidad divina y a la vez humana y este vocablo es traducción de los vocablos hebreo hµmal y rahméÆm, que también se traducen “piedad”, “perdonar”, “apiadar”, “misericordia”, etc., de manera que compasión, piedad, y misericordia pueden considerarse como sinónimos. En el Nuevo Testamento los vocablos más frecuentes en griego son eleeoµ (y cognados), traducido “tener compasión”, “tener misericordia”, y eleos, que siempre se traduce “misericordia”. oikteiroµ aparece dos veces y se traduce “tener misericordia”, y oiktirmoµn tres veces con el significado “misericordioso” y “compasivo”.

Los profetas y otros hombres de Dios eran profundamente conscientes de la maravilla de la misericordia de Dios para con los hombres pecadores. Enseñaban que cualquiera que hubiese experimentado esto se sentiría obligado a tener compasión de sus semejantes, en especial del “huérfano, la viuda, y el extranjero” (frecuentemente mencionados juntos, como en Deuteronomio 10:18; 14:29; 16:11; 24:19; Jeremías 22:3, etc.), y también de aquellos que se encuentran en la pobreza o sufriendo aflicción (Salmo 146:9; Job 6:14; Proverbios 19:17; Zacarías 7:9–10; Miqueas 6:8). 

No cabe duda, según las frecuentes referencias en Deuteronomio, que Dios esperaba que su pueblo mostrase compasión no solamente el uno para con el otro, sino también a los extranjeros que vivían entre ellos. En las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, especialmente en la parábola del buen samaritano (Lucas 10), se ve claramente que la compasión han de demostrarla sus discípulos hacia cualquiera que necesite de su ayuda. Ha de ser semejante a la de él, no solamente al no hacer diferencias entre personas, sino también en que se expresará en acciones (1 Juan 3:17) que incluso pueden representar un sacrificio personal.

El hombre no fue creado para el dolor, la enfermedad y la muerte, sino para ser feliz y vivir una vida radiante y no hay felicidad plena sin libertad, de manera que para que el hombre fuera el ser libre y dichoso que Dios había previsto, puso en marcha un proceso de recuperación de la criatura caída, el plan del salvación a través del obra expiatoria del Señor Jesucristo, el eterno Hijo de Dios hecho hombre, fue precisamente la respuesta a la necesidad del ser humano para lograr la plenitud hacia el que apuntaba el propósito del Creador y que es ser semejantes a su Hijo Jesucristo.

Nuestro Señor Jesucristo vino para redimir al hombre del pecado y de la muerte, vino para asumir su dolor, su extravío, y su condenación, pero cuando marchaba hacia la cruz en la que realizaría la obra de la redención, no pudo sustraerse de sufrir con los hombres todo el dolor que la miserable condición de su humanidad les infligía; nuestro Salvador tomó todos nuestros sufrimientos, nuestros dolores y nuestros pecados en sí mismo entregando su vida por amor en aquella cruz y comprándonos a precio su poderosa y santa sangre para que podamos tener vida eterna y estar cón el Padre Celestial por la eternidad.

Isaías 61:1-3. Traducción en lenguaje actual (TLA). Anuncio de la salvación a Israel. El fiel servidor de Dios dijo: «El espíritu de Dios está sobre mí, porque Dios me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos, y para anunciarles a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad» Dios también me envió para anunciar: “Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación, y para vengarse de nuestros enemigos”» Dios también me envió para consolar a los tristes, para cambiar su derrota en victoria, y su tristeza en un canto de alabanza» Entonces los llamarán: “Robles victoriosos, plantados por Dios para manifestar su poder”.

El capítulo 9 llega a su fin con esta conmemorable escena donde se deja ver la gran compasión de nuestro Señor y Dios Jesucristo. El versículo 35 de este capítulo nos presenta un resumen de lo que nuestro Señor ha venido haciendo desde que inició su ministerio así como describe su triple función: predicar, enseñar y sanar: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo nos recalca lo incansable que era su misión al recorrer todas las ciudades y aldeas.

Lucas 4:1-21. Traducción en lenguaje actual (TLA). Jesús vence al diablo. El Espíritu de Dios llenó a Jesús con su poder. Y cuando Jesús se alejó del río Jordán, el Espíritu lo guió al desierto. Allí, durante cuarenta días, el diablo trató de hacerlo caer en sus trampas, y en todo ese tiempo Jesús no comió nada. Cuando pasaron los cuarenta días, Jesús sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: —Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan. Jesús le contestó: —La Biblia dice: “No sólo de pan vive la gente”.

Después el diablo llevó a Jesús a un lugar alto. Desde allí, en un momento, le mostró todos los países más ricos y poderosos del mundo, y le dijo: —Todos estos países me los dieron a mí, y puedo dárselos a quien yo quiera. Yo te haré dueño de todos ellos, si te arrodillas delante de mí y me adoras.

Jesús le respondió: —La Biblia dice: “Adoren a Dios, y obedézcanlo sólo a él.” Finalmente, el diablo llevó a Jesús a la ciudad de Jerusalén, hasta la parte más alta del templo, y allí le dijo: —Si en verdad eres el Hijo de Dios, tírate desde aquí, pues la Biblia dice: “Dios mandará a sus ángeles para que te cuiden. Ellos te sostendrán, para que no te lastimes los pies contra ninguna piedra.”

Jesús le contestó: —La Biblia también dice: “Nunca trates de hacer caer a Dios en una trampa.” El diablo le puso a Jesús todas las trampas posibles, y como ya no encontró más qué decir, se alejó de él por algún tiempo.

Jesús comienza su trabajo. Jesús regresó a la región de Galilea lleno del poder del Espíritu de Dios. Iba de lugar en lugar enseñando en las sinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región. Después volvió a Nazaret, el pueblo donde había crecido.

Un sábado, como era su costumbre, fue a la sinagoga. Cuando se levantó a leer, le dieron el libro del profeta Isaías. Jesús lo abrió y leyó: «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”»

Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga se quedaron mirándolo. Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.»

De repente la ardua tarea de liberación de Jesucristo se interrumpe cuando visualiza a una gran multitud que poseía diferentes necesidades. Podemos imaginarnos las incontables personas que recibieron alivio de sus azotes, cuántos de ellos habían sido sanados de diferentes enfermedades, otros habían sido liberados de espíritus malignos y muchos otras habían recibido la palabra de Dios directamente de los labios del Gran Maestro recibiendo alivio para sus cansadas y sedientas almas. Pero ahora aquí lo vemos contemplando a una gran cantidad de personas que venían a Él esperando un toque divino.

La palabra griega que la RVR60 traduce como multitudes es ójlos (χλος) y se utilizaba para denotar un gran numero incontable de personas. Posiblemente Jesús se encontraba en una colina donde podía visualiza a esta gran multitud. Mateo dice que cuando los vio sintió compasión por ellas. En este texto la palabra griega de donde se traduce compasión es splanjnídsomai (σπλαγχνίζομαι) la cual literalmente significa “se le movieron las entrañas”. Así de grande es la compasión de Jesús que incluso sus entrañas se movieron al ver la condición terrible de aquellas personas. En muchas ocasiones leemos como Jesús tuvo una y otra vez compasión de las personas (Mateo 9:36; 14:14; 15:32; 20:34; Marcos1:41; Lucas 7:13) y hasta el momento lo sigue teniendo por cada uno de nosotros. Su enorme misericordia es una característica que identifica el ministerio de nuestro Señor.

Jesús tuvo compasión de ellas porque las vio desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Por un lado estas palabras denotan la gran necesidad física y espiritual que distinguían a estas personas. Además de esto también se ve la necesidad que estas tenían de un pastor que las guiara y protegiera. No es la primera vez que aparece la figura de la oveja sin pastor en la Biblia.

En el Antiguo Testamento se presenta en varias partes la figura de las ovejas sin pastor (Números 27:17; 1 Reyes 22:17; Zacarías 10:2) y en Ezequiel 34 Dios reprende al liderazgo judío por descuidar al pueblo al cual los compara como ovejas sin pastor. Se esperaba que los líderes religiosos llevaran al descanso a las almas abatidas por el pecado en Israel por medio de mostrarles el camino de Dios; sin embargo, no fue así, antes eran vistos como sucios pecadores a los cuales ni siquiera se les querían acercar, y en lugar de practicar la justicia y misericordia, las cargaban con una serie de tradiciones y cargas religiosas que los arrastraban más al infierno, por ello Jesús tuvo compasión de ellas.

La gran necesidad de obreros. Mateo 9:37-38. Traducción en lenguaje actual (TLA). Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más discípulos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.»

Estos versículos reflejan una gran necesidad que hasta el día de hoy continúa permaneciendo: La necesidad de obreros calificados para la obra de Dios. La necesidad mostrada por las almas agobiadas y la falta de líderes que les dirigiesen a los caminos de salvación hizo que se dirigiera a sus discípulos y les dijera: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Desde siempre la necesidad de hombres y mujeres dispuestos a guiar a su pueblo ha sido un factor común. Desde que el Señor libero a su pueblo Israel de Egipto y lo introdujo en la tierra que les había prometido la necesidad de un guía espiritual ha sido clave.

Durante el ministerio de Moisés y Josué, Israel tuvo un líder que los pastoreo de acuerdo a su voluntad; pero muertos estos, la nación tuvo muy pocos que se interesaron en mostrarles el camino de vida. Basta ver la historia de este pueblo a través del Antiguo Testamento para corroborar este hecho. Por ejemplo, después de la muerte de Josué el pueblo rápidamente se perdió y se volvió a los ídolos por lo que Dios constantemente los disciplinaba levantando una nación que los escarmentara. En este periodo encontramos a los jueces que ayudaron a Israel en este tiempo difícil, pero muerto el juez, la nación volvía a perderse. En el tiempo de los reyes podemos encontrar muy pocos que guiaron a Israel por el buen camino, generalmente la moral se fue degradando hasta terminar en la deportación a Babilonia.

Hoy en día la necesidad de obreros es grande, la necesidad de predicar a Cristo es inmensa pero muy pocas personas están dispuestas a esforzarse por llevar este mensaje hasta las almas necesitadas. A lo mejor estamos rodeados por religiosos o mercenarios del evangelio que lo único que buscan es su propio provecho, otros quizás permanecen indiferentes ante la necesidad, solo les importa sus propios intereses y no quieren complicarse la vida. Pero, ¿qué decisión tomaremos ante este desafío? Nuestro Señor les dijo a sus discípulos lo que tenían que hacer: Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

El surgimiento de nuevos obreros requiere oración. Generalmente, cuando en el Nuevo Testamento se habla de orar a Dios, se utiliza la palabra proseújomai (προσεύχομαι); pero en este caso, la palabra rogad se traduce de la palabra déomai (δέομαι) la cual denota una oración que expresa un ruego de una alma en gran angustia. Nuestras oraciones nunca serán iguales, todo depende de lo que estemos pidiendo y la necesidad que tengamos. No es lo mismo orar por los alimentos que orar por un familiar que está agonizando. No es lo mismo orar por algún proyecto que hacerlo cuando nuestra vida depende de ello. Muchas oraciones tal vez no denotan gran angustia en nuestra vida, pero otras nos impulsan a que derramemos lágrimas y grandes ruegos por recibir nuestra petición. 

Jesús les decía a sus discípulos que era necesario rogar, clamar con lágrimas y gran fervor a Dios el milagro que levante obreros comprometidos, dispuestos a pagar el precio del servicio y que sepan guiar a su pueblo por el camino de santidad. Esto debe ser una prioridad en nuestra vida, ya que hasta el momento sigue siendo una realidad en nuestro tiempo: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.

Nuestro Señor Jesucristo mostró su compasión cuando estuvo aquí en la tierra hacia muchas personas y lo sigue haciendo todavía, al ser nuestro sumo sacerdote. Nosotros como hijos y seguidores de Dios, debemos mostrar esta misma compasión hacia los que están perdido en sus pecados, al predicarles el evangelio, también por aquellos que tienen necesidades materiales, al ayudarles en sus necesidades, lo mismo por aquellos que nos ofenden, al perdonar sus pecados. Demostremos que tan compasivos somos con nuestro prójimo.

Lucas 10:25-31. Traducción en lenguaje actual (TLA). El buen samaritano: un extranjero compasivo. Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo: — Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna? Jesús le respondió: — ¿Sabes lo que dicen los libros de la Ley? El maestro de la Ley respondió: — “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” ¡Muy bien! — respondió Jesús —. Haz todo eso y tendrás la vida eterna.

Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús, así que insistió: — ¿Y quién es mi prójimo? Entonces Jesús le puso este ejemplo: «Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto» Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino. Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino» Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión. 34 Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó»

Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: “Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejo no alcanza para todos los gastos, a mi regreso yo le pagaré lo que falte.”» Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley: — A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones? — El que se preocupó por él y lo cuidó — contestó el maestro de la Ley. Jesús entonces le dijo: — Anda y haz tú lo mismo.

La compasión es el principio fundamental ético de las relaciones de uno con otras personas y con todos los seres vivientes. Éste es el principal aspecto del amor en la Tierra y el primer criterio según el cual Dios decide: permitir a una persona acercarse a Él o no. El causar daño injustificado a las personas o a otros seres nunca puede tener justificación ante los ojos de Dios. Pero ¿qué es causar daño justificado entonces? La venganza no puede ser justificada: es una reacción egocéntrica de mi «yo» ofendido, que no debe existir.

Por lo general, la capacidad de conmovernos ante las circunstancias que afectan a los demás se pierde progresivamente, parecería ser que la compasión sólo se tiene por momentos aleatorios. En este sentido, recuperar esa sensibilidad requiere acciones inmediatas para lograr una mejor calidad de vida en nuestra sociedad.

La compasión supone una manera de sentir y compartir, participando de los tropiezos materiales, personales y espirituales que atraviesan los demás, con el interés y la decisión de emprender acciones que les faciliten y los ayuden a superar estos problemas. Los problemas y las desgracias suceden a diario: las fuerzas naturales, la violencia entre los hombres y los accidentes. La compasión, en estos casos tan lamentables, nos lleva a realizar campañas, colectas o prestar servicios para ayudar en las labores humanitarias.

Sin embargo, no debemos confundir compasión con lástima, ya que no son lo mismo. En este sentido, podemos observar las desgracias muchas veces como algo sin remedio y sentimos escalofrío al pensar que sería de nosotros en esa situación, sin hacer nada, en todo caso, pronunciamos unas cuantas palabras para aparentar condolencia. Por otra parte, la indiferencia envuelve paulatinamente a los seres humanos, los contratiempos ajenos parecen distantes, y mientras no seamos los afectados, todo parece marchar bien. Este desinterés por los demás, se solidifica y nos hace indolentes, egoístas y centrados en nuestro propio bienestar.

No obstante, aquellas personas que nos rodean necesitan de esa compasión que comprende, se identifica y se transforma en actitud de servicio. Podemos descubrir este valor en diversos momentos y circunstancias de nuestra vida, quizás resulten pequeños, pero cada uno contribuye a elevar de forma significativa nuestra calidad humana: realizar una visita a un amigo o familiar que ha sufrido un accidente o padece una grave enfermedad: más que lamentar su estado, debemos estar pendientes de su recuperación, visitarlo a diario, llevando alegría y generando un clima agradable.

Si somos padres, debemos tener una reacción comprensiva ante las faltas de nuestros hijos, ya sean por inmadurez, descuido o una travesura deliberada. Reprender, animar y confiar en la promesa de ser la última vez que ocurre. Si somos profesores, debemos ser conscientes de la edad y las circunstancias particulares de nuestros alumnos, corrigiendo sin enojo pero con firmeza la indisciplina, y a su vez, poniendo todos los recursos que se encuentran a nuestro alcance para ayudar a ese joven con las dificultades en el estudio.

Viviendo a través de la compasión reafirmamos otros valores: como la generosidad y el servicio por poner a disposición de los demás el tiempo y recursos personales; la sencillez porque no se hace distinción entre las personas por su condición; solidaridad por tomar en sus manos los problemas ajenos haciéndolos propios; comprensión porque al ponerse en el lugar de otros, descubrimos el valor de la ayuda desinteresada. Aunque la compasión nace como una profunda convicción de procurar el bien de nuestros semejantes, debemos crear conciencia y encaminar nuestros esfuerzos a cultivar este valor tan lleno de oportunidades para nuestra mejora personal:

Evita criticar y juzgar las faltas y errores ajenos. Procura comprender que muchas veces las circunstancias, la falta de formación o de experiencia hacen que las personas actúen equivocadamente. En consecuencia, no permitas que los demás "se las arreglen como puedan" y haz lo necesario para ayudarles. Observa quienes a tu alrededor padecen una necesidad o sufren contratiempos, determina cómo puedes ayudar y ejecuta tus propósitos.

Centra tu atención en las personas, en sus necesidades y carencias, sin discriminarlas por su posición o el grado de afecto que les tengas. Rechaza la tentación de hacer notar tu participación o esperar cualquier forma de retribución, lo cual sería soberbia e interés. Visita centros para la atención de enfermos, ancianos o discapacitados con el firme propósito de llevar medicamentos, alegría, conversación, y de vez en cuando una golosina. Aprenderás que la compasión te llevará a ser útil de verdad, lleva siempre en tu corazón una palabra de parte de Dios.

La compasión enriquece porque va más allá de los acontecimientos y las circunstancias, centrándose en descubrir a las personas, sus necesidades y padecimientos, con una actitud permanente de servicio, ayuda y asistencia, haciendo a un lado el inútil sentimiento de lástima, la indolencia y el egoísmo, pon en uso los dones, los talentos y el llamamiento que te ha hecho el Padre Celestial.

El juicio de las naciones. Mateo 25:31-46. Traducción en lenguaje actual (TLA). Cuando yo, el Hijo del hombre, regrese, vendré como un rey poderoso, rodeado de mis ángeles, y me sentaré en mi trono. Gente de todos los países se presentará delante de mí, y apartaré a los malos de los buenos, como el pastor que aparta las cabras de las ovejas. A los buenos los pondré a mi derecha, y a los malos a mi izquierda. Entonces yo, el Rey, les diré a los buenos: “¡Mi Padre los ha bendecido! ¡Vengan, participen del reino que mi Padre preparó desde antes de la creación del mundo! Porque cuando tuve hambre, ustedes me dieron de comer; cuando tuve sed, me dieron de beber; cuando tuve que salir de mi país, ustedes me recibieron en su casa; cuando no tuve ropa, ustedes me la dieron; cuando estuve enfermo, me visitaron; cuando estuve en la cárcel, ustedes fueron a verme.”

Y los buenos me preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿Cuándo tuviste sed y te dimos de beber? ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos qué ponerte? No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.”

Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.”

Luego les diré a los malvados: “¡Aléjense de mí! Lo único que pueden esperar de Dios es castigo. Váyanse al fuego que nunca se apaga, al fuego que Dios preparó para el diablo y sus ayudantes. Porque cuando tuve hambre, ustedes no me dieron de comer; cuando tuve sed, no me dieron de beber; cuando tuve que salir de mi país, ustedes no me recibieron en sus casas; cuando no tuve ropa, ustedes tampoco me dieron qué ponerme; cuando estuve enfermo y en la cárcel, no fueron a verme.”

Ellos me responderán: “Señor, nunca te vimos con hambre o con sed. Nunca supimos que tuviste que salir de tu país, ni te vimos sin ropa. Tampoco supimos que estuviste enfermo o en la cárcel. Por eso no te ayudamos.”

Entonces les contestaré: “Como ustedes no ayudaron ni a una de las personas menos importantes de este mundo, yo considero que tampoco me ayudaron a mí.” Esta gente malvada recibirá un castigo interminable, pero los que obedecen a Dios recibirán la vida eterna.

Bendiciones.

Descansando en Dios°


Mateo 11:28-30. Nueva Traducción Viviente (NTV). Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».

Salmos 121:1-3. Nueva Traducción Viviente (NTV). Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra! Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá.

No hay razón por la cual tengas que perder tu sueño en la madrugada a causa de las preocupaciones, descansa en mi presencia y en mis promesas Salmos 62:5. Traducción en lenguaje actual (TLA). Sólo Dios me da tranquilidad; sólo él me da confianza. Sólo él me da su protección, sólo él puede salvarme; ¡jamás seré derrotado!

Estas palabras de Jesús son dirigidas a quienes desean buscar a Dios y agradarle en toda su manera de vivir, pero que intentan por caminos humanos desesperadamente de encontrar el camino y la solución.

Para un judío ortodoxo la religión terminaba siendo una carga difícil de llevar. Por eso vemos que en el capítulo 23 de Mateo, versículo 4 Jesús se dirige también a escribas y fariseos diciéndoles "Atan cargas insoportables y las colocan a los demás sobre sus hombros", refiriéndose a reglas interminables que era imposible cumplir. Jesús quería únicamente poner sobre la mesa la responsabilidad del hombre de responder a la iniciativa de Dios por convicción propia a través de la obediencia por amor y no por imposición.

La Palabra Yugo era muy usada en el léxico judío, figurando la manera de someterse a algo y además en sus labores agrícolas. Por esto Jesús la utiliza como una invitación de hacia una unidad con El: ¿queremos encontrar descanso para nuestras almas? tenemos que tomar su yugo, tenemos que hacerlo a su manera y esa es entregando el control total de nuestras vidas y de todo nuestro corazón, al que todo lo puede, al Creador, a nuestro Señor Jesucristo, para amarle con todo nuestro ser espíritu, alma y cuerpo.

Cuantas veces nos encontramos ahogados en nuestros problemas, cuantas veces te preguntas al día ¿qué hacer?, ¿Cómo solucionaras ese problema?, y nos olvidamos que solamente tenemos que aceptar esa invitación en la cual no hay ninguna señal de duda que lo solucionará. 

Recuerda que el único que está siempre tratando de que no te acerques es el enemigo de nuestras almas (el diablo), recuerda que ya está derrotado; la invitación es sin importar tu condición, coloca toda tu confianza en el Señor. Isaías 1:18. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Vengan ahora, y razonemos, - dice el Señor-, aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán.

Colosenses 3:12. Traducción en lenguaje actual (TLA). Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes.


Los de corazón humilde y que son también mansos no luchan contra Dios, ni se enfrentan, ni contienden con Él. Sin embargo, esta mansedumbre, es ante todo una mansedumbre ante Dios y lo es también ante los hombres, incluso ante hombres malos, en base de estar consciente de que estos, con todos los insultos y malos tratos que puedan recibir, son permitidos y empleados por Dios para la disciplina y purificación de aquellos que son sus elegidos. 

Por ello, se tiene que comprender con claridad que la mansedumbre manifestada por el Señor y recomendada al creyente es resultado de poder. La suposición que se hace comúnmente es que cuando alguien es manso es porque no puede defenderse; pero el Señor era manso porque tenía los infinitos recursos de Dios a su disposición.

Entonces, ser manso es aquella serenidad de espíritu pacífico y humilde, por la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente de la cólera con motivo de las faltas o el enojo de los demás, ser manso es una gracia cristiana que es dada por el Padre Celestial por medio de su Espíritu Santo y debe anhelarse por todos los que quieran ser como Cristo; es un fruto del Espíritu, del amor y de la bondad divina.

En nuestro andar diario con el Señor, muchas veces sentimos que caminamos con una maleta cargada de preocupaciones, temores, problemas, pruebas sobre nuestra espalda y el caminar se hace lento y muy difícil. ¡Es importante el poder echar sobre Él todo eso que nos abruma, dejarlo en sus manos y poder experimentar la paz que sólo Él puede dar!

Filipenses 4:7. Nueva Traducción Viviente (NTV). Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

Seguramente más de una vez habrás sentido que no puedes más con todas las aquellas circunstancias que te rodean y que hay temores profundos del alma que agobian tu vida, que las pruebas que se te han presentado son duras y muy pesadas, pero Dios está al tanto de nuestra situación y su voluntad es por encima de todo lo puede existe, Dios nunca se equivoca, su más grande deseo es que le conozcamos y experimentemos su gran poder y amor sobre nuestras vidas.

Cuando sabemos que podemos descansar en Dios nuestra mente se rehúsa a creer que esto es la solución y es porque se trata de batalla entre mi mente y mi fe. Por un lado mi mente me dice que lo que esté pasando es demasiado difícil de soportar, que a lo mejor ni podré, pero por otro lado se encuentra mi fe, que aunque muchas veces no la queremos usar se encuentra ahí, esa que brilla en medio de la oscuridad y que nos hace creer que todo tiene solución, esa fe que Dios utiliza para sacarnos de la oscuridad y llevarnos a la luz de la vida eterna por medio del evangelio del Señor Jesucristo con la ayuda de su Espíritu Santo.

Y es que la fe que viene de Dios la que jamás nos dejara caer, jamás se rendirá frente a cualquier circunstancia, es la fe en la Palabra de Dios que es eterna, porque la fe y la certeza de lo que se espera en Dios siempre estará ahí, así como la convicción de lo que aún no veo, pero sé que veré porque Cristo habita en mi corazón.

En estos momentos de carga y hasta miedo de tu futuro, Dios se presenta delante de nosotros y nos dice: “Echa sobre mi tu carga”, en pocas palabras y en lenguaje popular: “Yo lo llevare por ti”, y es que Dios es experto en hacer las cosas más difíciles por nosotros si tan solo se lo permitimos. 

Quizá tu carga ha sido tan dura que sientes como las fuerzas se te han terminado, pues tienes mucho tiempo trayéndole encima de ti, pero en este momento el Señor Jesús quita toda carga de tu vida y la toma el y no solo eso, sino que te sustentará por la eternidad.

La Palabra Sustentar significa dar alimento, dar de comer, y es que en esos momentos de flaqueza, en donde la fe tiene una lucha contra la mente humana y en donde lo menos que hay es ganas de alimentarse, Dios se presenta como todo Padre amoroso que al ver a su hijo sin energías se preocupa por alimentarlo y es que así es Dios Padre el Creador de todo lo que existe, así es tu Dios.

En este momento Dios se quiere encontrar contigo, ya no es momento de fijarte en la carga que sido un peso fuerte, es momento de rendirte delante de Él y decirle: “Ya no puedo más”, en ese momento El tomara tu carga y comenzara a alimentarte.

No se que te ha estado quitando la paz últimamente, no se cual sea tu carga que has venido llevando y que te ha robado el gozo del Señor; pero en esta hora Dios me pone en mi corazón decirte que él está contigo, el quiere sustentarte, el no te dejara caído, pues eres especial tesoro para El. Es hora de rendirnos delante del Señor, reconocer que no podemos seguir en nuestras propias fuerzas, depositar nuestra carga a sus pies y permitirle que sustente nuestra vida con un fluir de su Santo Espíritu sobre nosotros.

Si depositamos nuestras cargas al Señor él jamás nos dejara solos, el Señor es fiel y nos enseña el camino a seguir; es tiempo de volvernos a él y esperar en él, él dará la salida a nuestros problemas. A veces, en momentos de aflicción, hemos llegado a creer que no podremos encontrar el consuelo.

Muchas veces también, creemos que somos lo suficientemente capaces de lidiar con todos los problemas y por ese vano orgullo, nos llevamos a hombros pesadas cargas de pena, dolor, culpa, rencor, incomprensión, que nos obligan a andar desalentados, desorientados, cansados, sedientos.

Lo que nos falta en esos momentos, es esta palabra de vida, que fluye como manantial ante nuestros ojos. Es la certeza de David expresada en sus Salmos, que nos recuerda que nuestro Padre Celestial está aquí y ahora, siempre presente en todo momento, ofreciendo su asistencia espiritual, buscando alivianar el peso de nuestro tormento y confortándonos por su palabra, la fuente de vida para nuestra alma sedienta de paz.

Este amor divino solo busca un corazón entregado en fe a la verdad, este sustento espiritual solo se reconoce en la certeza de creer, en la confianza plena de aceptar de corazón, que Dios es nuestro Padre, nuestro Creador, y como tal, Él siempre nos estará extendiendo sus manos de amor. 

Dios conoce a la verdad cada una de nuestras aflicciones y sabe cuándo las fuerzas se apartan de nosotros, pero Él espera que invoquemos su nombre, que seamos humildes en pedir y aceptar la ayuda, porque el orgullo es realmente vanidad y solo nos lleva a creernos capaces de todo, cuando la verdad es que no podemos hacerlo solos, pero de seguro todo será más llevadero en el amor y el poder que él nos otorgue.

Porque también Jesucristo, su Hijo amado rogó en tiempos de aflicción, oró pidiendo confortación en el monte de los Olivos, porque se acercaba el tiempo en el que tenía que ser crucificado por nuestros pecados. Nuestro padre jamás lo abandonó, antes bien, le otorgó fuerzas, lo transfiguró y lo llenó de su Espíritu Santo, y lo condujo a cumplir su sacrifico por nosotros. De la misma forma nosotros podemos rogar a Él cuando nos sentimos débiles, cuando ya nos sentimos caer o incluso cuando nuestras rodillas ya han tocado el suelo, porque teniendo fe, aceptando su amor y clamando por su ayuda espiritual, nuestra alma podrá hallar reposo en nuestro padre amado.

Filipenses 4:6-7. Traducción en lenguaje actual (TLA). No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.

La clave para ello está en  la oración, en la dependencia total de Dios, la cual es capaz de traer la paz de Dios a nuestros corazones y pensamientos; para evitar la ansiedad debemos confiar plenamente en Dios.

Esta afirmación es una declaración de fe que expresa la plena confianza que David tenía en el Señor. Como cristianos tenemos que buscar cada día que nuestra fe se fortalezca a tal punto que nuestra confianza en Dios sea fuerte y no dude en ningún momento que Dios obrara a favor de nuestras vidas. La Biblia declara que apoyarnos en nuestra propia prudencia o en nuestras fortalezas no es seguro, pero los que deciden confiar en Dios y lo reconocen como el Señor de su vida tienen la bendición de ser dirigidos por el mejor camino en esta vida Jesucristo.

Proverbios 3:5-6. Nueva Traducción Viviente (NTV). Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas y él te mostrará cuál camino tomar.
           
De igual forma en la carta a los Romanos Pablo añade: Romanos 10:11. Traducción en lenguaje actual (TLA). La Biblia dice: «Dios no deja en vergüenza a los que confían en él.

Busca a Dios, él no está lejos. Hechos 17:26-27. Nueva Traducción Viviente (NTV). De un solo hombre creó todas las naciones de toda la tierra. De antemano decidió cuándo se levantarían y cuándo caerían, y determinó los límites de cada una. Su propósito era que las naciones buscaran a Dios y, quizá acercándose a tientas, lo encontraran; aunque él no está lejos de ninguno de nosotros.

Confianza en Dios. Jeremías 17:7-8. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto.

La paz de Dios. Salmos 62:1-2. Nueva Traducción Viviente (NTV). Espero en silencio delante de Dios, porque de él proviene mi victoria. Solo él es mi roca y mi salvación, fortaleza donde jamás seré sacudido.

La fuente de toda bendición. Proverbios 8:34-36. Nueva Traducción Viviente (NTV). ¡Alegres son los que me escuchan y están atentos a mis puertas día tras día y me esperan afuera de mi casa! Pues todo el que me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Pero el que no me encuentra se perjudica a sí mismo. Todos los que me odian aman la muerte.

Ayuda en la tribulación. 2 Corintios 1:3-5. Nueva Traducción Viviente (NTV). Dios ofrece consuelo a todos. Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros. Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo.

Fuerzas renovadas. Isaías 40:27-31. La Biblia de las Américas (LBLA). ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: Escondido está mi camino del Señor y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios? ¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable. El da fuerzas al fatigado y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.

Todo lo que necesitas. Salmos 34:4-9. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Busqué al Señor, y El me respondió y me libró de todos mis temores. Los que a El miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados. Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo salvó de todas sus angustias. El ángel del Señor acampa alrededor de los que Le temen, y los rescata. Prueben y vean que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia! Teman al Señor, ustedes sus santos, pues nada les falta a aquéllos que le temen. Salmos 34:19. Traducción en lenguaje actual (TLA). Los que son de Dios podrán tener muchos problemas, pero él los ayuda a vencerlos.

Gran compasión. Isaías 54:8-10. La Biblia de las Américas (LBLA). En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti —dice el Señor tu Redentor. Porque esto es para mí como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé nunca más inundarían la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reprenderé. Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán, pero mi misericordia no se apartará de ti, y el pacto de mi paz no será quebrantado —dice el Señor, que tiene compasión de ti.

El rebaño de Dios. Isaías 40:10-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). ¡Viene con todo su poder! Dios es un rey poderoso y trae con él a su pueblo, el pueblo que ha liberado. Viene cuidando a su pueblo, como cuida un pastor a su rebaño: lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las ovejas que acaban de tener su cría.

El buen Pastor. Juan 10:11-15. La Biblia de las Américas (LBLA). Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. El huye porque sólo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

Guíate por el Señor. Jeremías 42:3. La Biblia de las Américas (LBLA). Para que el Señor tu Dios nos indique el camino por donde debemos ir y lo que debemos hacer.

Salmos 55. Nueva Traducción Viviente (NTV). Escucha mi oración, oh Dios; ¡no pases por alto mi grito de auxilio! Por favor, escúchame y respóndeme, porque las dificultades me abruman. Mis enemigos me gritan, me lanzan perversas amenazas a viva voz. Me cargan de problemas y con rabia me persiguen. Mi corazón late en el pecho con fuerza; me asalta el terror de la muerte. El miedo y el temblor me abruman, y no puedo dejar de temblar. Si tan solo tuviera alas como una paloma, ¡me iría volando y descansaría! Volaría muy lejos, a la tranquilidad del desierto. Qué rápido me escaparía lejos de esta furiosa tormenta de odio.

Confúndelos Señor y frustra sus planes, porque veo violencia y conflicto en la ciudad. Día y noche patrullan sus murallas para cuidarla de invasores, pero el verdadero peligro es la maldad que hay dentro de la ciudad. Todo se viene abajo; las amenazas y el engaño abundan por las calles. No es un enemigo el que me hostiga, eso podría soportarlo. No son mis adversarios los que me insultan con tanta arrogancia, de ellos habría podido esconderme.

En cambio, eres tú, mi par, mi compañero y amigo íntimo. ¡Cuánto compañerismo disfrutábamos cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios! Que la muerte aceche a mis enemigos; que la tumba se los trague vivos, porque la maldad habita en ellos. Pero clamaré a Dios y el Señor me rescatará. Mañana, tarde y noche clamo en medio de mi angustia y el Señor oye mi voz. Él me rescata y me mantiene a salvo de la batalla que se libra en mi contra, aunque muchos todavía se me oponen. Dios, quien siempre ha gobernado, me oirá y los humillará. Pues mis enemigos se niegan a cambiar de rumbo; no tienen temor de Dios. En cuanto a mi compañero, él traicionó a sus amigos; no cumplió sus promesas. Sus palabras son tan suaves como la mantequilla, pero en su corazón hay guerra. Sus palabras son tan relajantes como una loción, ¡pero por debajo son dagas! Entrégale tus cargas al Señor y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan. Pero tú, oh Dios, mandarás a los perversos a la fosa de destrucción; los asesinos y los mentirosos morirán jóvenes, pero yo confío en que tú me salves.

Bendiciones